No con mis muertos
¿De qué lado estás tú, Diedonné?. Desde el de tres terroristas que matan a varios policías, periodistas y rehenes?.
¿De qué lado estás tú, Diedonné?. Desde el de tres terroristas que matan a varios policías, periodistas y rehenes?.
¿De qué lado estás tú, Diedonné?. Desde el de tres terroristas que matan a varios policías, periodistas y rehenes?. El humorista francés Dieudonné ha querido jugar a ser transgresor. Será juzgado por apología del terrorismo. Todo esto le ha debido parecer una frivolidad. “Me siento Charlie Coulibaly”, dice el buen hombre. Yo le diría: “Me siento Charb”. El director abatido de Charlie Hebdo.
Este señor, Dieudonné, se ha posicionado en la parte del debate que cree que Occidente mata de forma silenciosa fuera de sus fronteras y de forma selectiva. Vamos, que los civiles nos merecemos todo esto.
Y podríamos discutir de todo. Incluso si es un atentado terrorista o un acto de guerra. Yo lo tengo claro. Pero la guerra se libra contra los soldados, no contra la población civil. Y aunque estés en desigualdad de condiciones también se libra contra los ejércitos. A nadie se le ocurre eliminar a musulmanes por la calle por el simple hecho de ser musulmanes. Pero hasta dónde hemos llegado?
Seguro que alguien me replica que lo del humorista es libertad de expresión. Para mí esta vez no. No con estos muertos. Asesinos de civiles. ¿O es suficiente argumento la religión como una excusa sobre sus actos? Puedo comprender que no te guste que se publique la imagen de Mahoma pero nunca que te tomes la justicia por tu mano. Luego vendrá que no te gusta cómo vivo. Y eso no. Hay fronteras que no se traspasan.
Tantos años de lucha para que vengan ahora los nuevos inquisidores a decirnos cómo comportarnos. Ya tenemos bastantes de “nuestro lado” para que vengan otros a llamar a nuestra puerta e irnos ejecutando uno por uno mientras pronuncian nuestros nombres.
Dieudonné, puedes reírte pero no de mis muertos. Posiblemente te estoy haciendo el juego. Estoy hablando de ti. No importa. No te odio, simplemente no estoy de acuerdo contigo. La diferencia entre Coulibaly y yo es que a Coulibaly yo le hubiera invitado a café. Él me habría dado un billete sin vuelta.