THE OBJECTIVE
Fernando Garcia Iglesias

Abrir y ventilar

En Cuba, las ventanas que dan al norte han estado empedradas durante tanto tiempo que requerirá mucho esfuerzo de los dos vecinos desarmarlas, pero se han empezado a abrir ranuras que dejan entrever los jardines de uno y otro lado, y con el paso de los meses, las flores renacerán lozanas con los soplos de la libertad.

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En Cuba, las ventanas que dan al norte han estado empedradas durante tanto tiempo que requerirá mucho esfuerzo de los dos vecinos desarmarlas, pero se han empezado a abrir ranuras que dejan entrever los jardines de uno y otro lado, y con el paso de los meses, las flores renacerán lozanas con los soplos de la libertad.

Como al entrar en una casa que no se ha ventilado durante un largo tiempo, con el aire atrapado dentro, viejo y contaminado, con ese olor tan característico a cerrado, entre humedad y podredumbre, que nos hace buscar una fuente nueva de aire fresco que restaure ese ambiente denso, así los países que hace años pusieron cien cerrojos al progreso y a la libertad. Creyeron que el aire que tenían era de la mejor calidad, no había necesidad de renovarlo porque era más limpio y puro que el que venía de fuera, y tapiaron sus puertas y ventanas. Pero pronto las flores se marchitaron dentro de esa urna sin rendijas. Sin una sociedad abierta a los vientos que trae la historia y el cambio, los verdes prados se tornaron en ciénagas, y las gentes comenzaron a añusgarse con el ambiente viciado de años y a estirar los pescuezos jadeando en busca de la brisa fresca que da vida.

En Berlín el muro contuvo la corriente de libertad que venía de Occidente durante más de un cuarto de siglo, hasta que la fuerza del viento tenaz que empuja la democracia lo derribó. La sociedad al este del telón de acero pudo comenzar a respirar al fin. En Cuba, las ventanas que dan al norte han estado empedradas durante tanto tiempo que requerirá mucho esfuerzo de los dos vecinos desarmarlas, pero se han empezado a abrir ranuras que dejan entrever los jardines de uno y otro lado, y con el paso de los meses, las flores renacerán lozanas con los soplos de la libertad. Los hay que creen, todavía, que esos vientos del norte serán perniciosos para la isla y para los que allí viven. Son los nostálgicos sin remedio, ilusos que querrían contener el aire fresco de la democracia liberal con sus muros y sus sistemas políticos. Hay que abrir y ventilar.

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