A cara descubierta

¿Cuántos de nosotros tendríamos su coraje? Muy pocos sin duda, pero este tipo de personas son las que realmente mueven el mundo y lo cambian para mejor con millones de gestos éticos.

“Todo el mérito es tuyo. Tienes mi palabra de honor”. Así comienza un artículo de Arturo Pérez Reverte publicado en 2007 y titulado “Nadie dijo que fuera fácil” en el que habla de una niña que ha luchado por ser mejor, más despierta, diferente y lúcida; que no se ha dejado acobardar y ha mantenido siempre la mirada alta y serena. Hay personas así y estoy seguro de que esta niña que vemos en la foto es una de ellas.

Ahí la vemos en la escuela, tranquila y segura, a cara descubierta. ¿Qué podrá frenar la pasión que se intuye en sus ojos inquietos?¿Quién podrá apagar la llama de saber que hace lo correcto, que con su gesto silencioso e inmóvil lucha por un mundo mejor, más justo, más humano, más hermoso?

A cara descubierta, así se vive toda vida que merezca ser llamada Vida y no tiempo resbalando sobre la monotonía de los días. A cara descubierta se reciben los golpes, es cierto, y quizás duelen más; pero también se siente el viento y la lluvia, los besos, las caricias y los rayos del sol.

¿Cuántos de nosotros tendríamos su coraje? Muy pocos sin duda, pero este tipo de personas son las que realmente mueven el mundo y lo cambian para mejor con millones de gestos éticos. Como finalizaba Pérez Reverte son “gente de dormir inquieto, peligrosa y viva. La que quita el sueño a los apoltronados y a los imbéciles”. Como hace ella, que quizás contagiará a otra, y después a otra, hasta crear una marea incontenible de dignidad que se rebela.

Fuera máscaras. Amar, sufrir, gozar, luchar, vivir, morir…cuando nos toque, pero a cara descubierta, con grandeza y serenidad. Como ella.