La cosa no va con ellos
Hace justo un año escribía en este mismo espacio, bajo el título El reality de los expresidentes, sobre el triste destino de dos gobernantes que andaban enfadados con el mundo y por el mundo.
Hace justo un año escribía en este mismo espacio, bajo el título El reality de los expresidentes, sobre el triste destino de dos gobernantes que andaban enfadados con el mundo y por el mundo.
Hace justo un año escribía en este mismo espacio, bajo el título “El reality de los expresidentes”, sobre el triste destino de dos gobernantes que andaban enfadados con el mundo y por el mundo. Ambos lamentaban la falta de cariño e incluso la traición de sus sucesores que habían sido miembros de sus respectivos gobiernos y ahora habían decidido volar solos sin escuchar la voz de aquellos que les dieron su oportunidad.
Me refería, por un lado, al colombiano Álvaro Uribe y su enfrentamiento con Juan Manuel Santos, que lejos de solucionarse cada día va subiendo de tono. Mientras José María Aznar ha mejorado su humor y se ha reconciliado –al menos aparentemente- con Mariano Rajoy. Hace un par de semanas tuve la oportunidad entrevistar al expresidente español y me pareció mucho más relajado e ilusionado con sus nuevos proyectos. En su partido parece que vuelven a contar con él y está más solicitado incluso que Mariano para levantar el alicaído ánimo de los seguidores del PP en las campañas que se avecinan.
Ayer veíamos a Rajoy y a Santos, los hijos políticos de Aznar y Uribe, paseando sin la sombra de sus exjefes. Ambos tienen hoy cosas en común como sus predecesores hace un año. Escuchando tanto a Mariano como Juan Manuel parece que la cosa no va con ellos. Les pueden insultar y mentarles a su madre que jamás mueven un músculo. Nicolás Maduro la ha tomado con los dos y les arrea en cuanto se descuidan. Ha creado incluso el nuevo eje del mal Madrid-Bogotá cuyo principal objetivo es eliminar el régimen chavista.
Pero observando, las caras de Rajoy y Santos uno reconoce en seguida que estos dos políticos no nacieron para crear ejes del mal, pero tampoco del bien, porque no se sabe lo que piensan, ni cuál es su ideología. Lo único que sabemos es que no se mojan, por nada ni por nadie. Mariano se presentó a las elecciones con un programa de derechas y desarrolló uno “de vete a tu a saber “y al presidente colombiano (que fue estrecho colaborador de Uribe) le escuché en Miami negar ser de izquierdas al mismo tiempo que hablaba de Blair y Felipe González como sus modelos.