Los ángeles no tienen sexo, ni talla
Soy mujer y soy real, sea cual sea mi peso, mi estatura y mi complexión física; es más, soy delgada y lo único que puedo considerarme es distinta a todas las demás, como tú lo eres y el resto de mujeres del mundo lo son.
Soy mujer y soy real, sea cual sea mi peso, mi estatura y mi complexión física; es más, soy delgada y lo único que puedo considerarme es distinta a todas las demás, como tú lo eres y el resto de mujeres del mundo lo son.
¿Cuándo dejaremos de decir que las mujeres reales son las que lucen pronunciadas curvas y que, en cambio, las que pasean marcadas costillas por las pasarelas de medio mundo no deberían representar el canon de belleza de la mujer actual? ¿Por qué una modelo XL es más real, más sexy y más bella que una de la talla 34?
Tengo claro que las intenciones de la campaña #ImNoAngel, lanzada por la firma de lencería Lane Bryant, son más que buenas, pero no caemos en que esta iniciativa impone también un modelo único, que es en teoría perfecto y que excluye, de golpe, a cualquier mujer que no cumpla con esa idealización.
Soy mujer y soy real, sea cual sea mi peso, mi estatura y mi complexión física; es más, soy delgada y lo único que puedo considerarme es distinta a todas las demás, como tú lo eres y el resto de mujeres del mundo lo son.
¡Cuánto daño ha hecho Victoria’s Secret y sus ángeles recién caídos del cielo! Vale, pero cada marca es libre de enseñar sus prendas con las modelos que crea oportuno (eso sí, siempre y cuando no muestren un aspecto poco saludable que pueda fomentar trastornos como la anorexia, entre otros); el problema es cuando esos cuerpos (sean de la 34 o de la 44) se imponen como “el cuerpo perfecto”.
Dejémonos de #ImNoAngel y apostemos por el #ImAlsoAngel, como bien defendió Raquel Carrera, creadora del blog ‘soycurvy.com’. Dejemos de empeñarnos en que las tallas XL deben sustituir a las XS y apostemos porque todas pueden y deben convivir en armonía; porque todas las mujeres somos modelos perfectas, acordes al canon de belleza ideal, que no es otro que el de estar sanas, por dentro y por fuera.