Yo morí en el Mediterráneo
En el otoño de 2014 un año después de la tragedia de Lampedusa la Unión Europea puso en marcha la operación Tritón, pero con una capacidad de maniobra mucho menor. La operación europea tiene un presupuesto de 2,9 millones de euros al mes, mientras que Mare Nostrum disponía 9,3 millones al mes. Y es lógico, porque esa mierda no moviliza ni emociona a los telespectadores europeos, que lo que quieren es olvidarse de sus problemas durante un rato.
En el otoño de 2014 un año después de la tragedia de Lampedusa la Unión Europea puso en marcha la operación Tritón, pero con una capacidad de maniobra mucho menor. La operación europea tiene un presupuesto de 2,9 millones de euros al mes, mientras que Mare Nostrum disponía 9,3 millones al mes. Y es lógico, porque esa mierda no moviliza ni emociona a los telespectadores europeos, que lo que quieren es olvidarse de sus problemas durante un rato.
Lo que está sucediendo en las aguas del Mediterráneo aleja mucho la condición humana de la humanidad. Desde los sofás de occidente ya hace tiempo que el virus digital de las pantallas ha acabado con la percepción real de los hechos, sobre todo de las grandes desgracias, de las catástrofes y de los desatinos de la violencia, porque es como que todo sucede “por ahí fuera”.
La esquizofrenia social ha llegado a tal punto, que las pantallas de los televisores solo movilizan la opinión pública si lo que se emite son programas como “Master Chef”, “La voz”, o un partido de fútbol de los de muchos millones en juego.
Entonces sí. El sofá se moviliza y toma partido en estas cuestiones que pertenecen al “mundo real”, a la conversación del día siguiente en el curro o en el bar; porque las otras, las que tienen que ver con la desgracia y el dolor humano generado por la avaricia y el desgobierno que dirige la “fiesta”, distan mucho de afectar el movimiento masivo o la indignación de los telespectadores.
Como dice el jefe del Gobierno italiano, Matteo Renzi: “Si Europa me dice todo sobre cómo se pesca el pez espada, pero se olvida de hablarme de cómo hacer para salvar a los niños que están muriendo en el Mediterráneo, hay algo que no funciona”.
Y está claro que así es si solo en 2013 con la operación “Mare Nostrum”, se llegaron a rescatar de las aguas a más de 150.000 inmigrantes, y si la Guardia Costera o la Marina italiana han rescatado a 5.629 en los últimos tres días, y a 15.000 desde principios de año.
En el otoño de 2014 —un año después de la tragedia de Lampedusa— la Unión Europea puso en marcha la operación Tritón, pero con una capacidad de maniobra mucho menor. La operación europea tiene un presupuesto de 2,9 millones de euros al mes, mientras que Mare Nostrum disponía 9,3 millones al mes. Y es lógico, porque esa mierda no moviliza ni emociona a los telespectadores europeos, que lo que quieren es “olvidarse de sus problemas” durante un rato.
Con esta jodida y miserable actitud difícilmente levantemos cabeza. Parece que estamos programados para asumir con gusto toda la mierda que nos dan para comer.
Están destrozando lo evocador de “Yo nací en el Mediterráneo”
YO MORÍ EN EL MEDITERRÁNEO.