MyTO

¿Le contaría su vida?

¿Depositaría su esencia, un manojito de emociones contradictorias, a una masa de circuitos envueltos en látex? Es lo que toca.

Opinión
  • Periodista. Escritora. "Mientras llueva" mi última novela. Directora de "La Observadora" RNE. Embajadora de UNICEF.

¿Depositaría su esencia, un manojito de emociones contradictorias, a una masa de circuitos envueltos en látex? Es lo que toca.

Si yo me filtro a través de una pupila y mi piel habla, no se qué sentido tiene contarle mi vida a este tipo. ¿Usted lo haría? ¿Miraría a los ojos a ese clon de Schwarzenegger en Desafío total y despotricaría a la máquina la inmoralidad de pagar a Hacienda cuando quien fue ministro del ramo lleva años esquivándola? ¿Confidenciaría que lo de casa le ha dejado de seducir y que la tentación vive, ya no en el piso de arriba, sino nada más salir del portal o según invita a un café a su compañera en el trabajo? ¿Le lamentaría que todo ande cuesta arriba mientras usted va cuesta abajo? ¿Que se siente viejo, o gastada, y sus ilusiones caducas? O, al contrario, que se ha enamorado a los cincuenta y he aquí el lifting más eficaz que existe. Porque lo humano implica ser empático y si usted explora mis ojos y arranca a llorar, dé por hecho que terminaré haciéndolo como una Magdalena.

En suma, ¿depositaría su esencia, un manojito de emociones contradictorias, a una masa de circuitos envueltos en látex? Es lo que toca. De momento los promotores de robots hiperrealistas como este que ríen, parpadean, se rascan la cabeza, además de hablar aportando información atendiendo al cliente, aseguran que han venido para quedarse… en la recepción de la empresa. No les crea, se sentarán en la mesa contigua a su despacho. Se comportarán de modo eficiente, amable, solícito y diligente. Sonreirán cuando a usted le apetezca echarse al pescuezo de alguno. Y vendrá un día, porque llegará, seguro, en que usted y yo les veremos soltar una lágrima artificial; entonces estrecharemos al androide en un abrazo, proclamándole nuestro mejor amigo. Otros estamparán un beso de tornillo a una autómata cañón y lifting de endorfinas al canto.