Regalando libros… a Barack Obama

Por eso, en este Sant Jordi, quiero yo regalar a Obama un libro que sí pueda leer. Todos tienen traducción al inglés. Obama lee mucho, escribe sus propios libros y necesita mucha sabiduría en el final de su mandato. Ya no está el comandante Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, se me hace por el nivel de sus peroratas en televisión que no es asiduo lector.

Barcelona se llenó de San Jordi; Alcalá de Henares, el eterno insurrecto Juan Goytisolo recibió el Premio Cervantes; Buenos Aires y Bogotá empezaron a celebrar sus ferias del libro. El día del libro y la lectura se expandió ayer por Hispanoamérica.

La semana pasada propuse regalar series. Hoy toca elegir libros. Regalar libros a líderes propios y contrarios tiene mucha historia. Muchos recordamos aquella Cumbre de las Américas de 2009, cuando Hugo Chávez regaló a Barack Obama “Las venas abiertas de América Latina”, del recientemente fallecido Eduardo Galeano. 

Chávez no tenía ninguna intención de ayudar a Obama a entender su continente. Si hubiera sido así, le habría regalado la excelente traducción al inglés de Cedric Belfrage, publicado en 1973, apenas dos años después del original en español. Pero no: le regaló un libro en un idioma que Obama no entendía. Era un gesto para la galería. No le regaló un libro: se regaló a sí mismo una foto en los diarios del día siguiente.

Por eso, en este Sant Jordi, quiero yo regalar a Obama un libro que sí pueda leer. Todos tienen traducción al inglés. Obama lee mucho, escribe sus propios libros y necesita mucha sabiduría en el final de su mandato. Ya no está el comandante Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, se me hace por el nivel de sus peroratas en televisión que no es asiduo lector.

¿Y qué le regalaría a Obama si viniera a caminar, como en su adolescencia, por las calles de Barcelona?  Un libro por cada uno de los grandes que debe resolver:

Para su relación con Cuba, “Trilogía sucia de La Habana”, de Pedro Juan Gutiérrez. Encontrará esa rara mezcla de desesperación, dignidad y humor de los cubanos.

Para su negociación con Irán, “El Sha”, de Ryszard Kapuscinski. Se adentrará en un mundo de opresión, delaciones y miedo. El Irán de ayer, que cambió tanto y tan poco.

Para su pelea con los republicanos, tan ideológicos y tan pegados a los intereses económicos ellos, “Liar’s Poker” (Póquer de ladrones), del gran periodista de investigación Michael Lewis.

Y para entender el gran tema del presente, la creciente desigualdad, que ha seguido creciendo sin medida bajo su mandato: un clásico instantáneo, tan documentado como bien escrito: “El capital en el siglo XXI” de Thomas Picketty.