El arma que vino del frío

En el mundo se han fabricado unos 100 millones de Kaláshnikov AK 47, el más mortífero de los rifles de asalto, al que los propios rusos le atribuyen unas 250.000 víctimas por año.

Parece toda una chica Bond. Con su mirada gélida, entornada en el acto de apuntar y apretar el gatillo. Podría estar casada, como atestigua su anillo en el anular derecho. Uñas con demasiado manicure para una mujer de estos oficios. Un grueso abrigo nórdico y el gorro elegante, nos hace imaginarla con los pies enterrados en la nieve, persiguiendo un objetivo en movimiento.

Ocurre como en esos comerciales de coches deportivos. Uno de entrada se fija más en la modelo que en el producto. Aunque aquí es un poco diferente: en primer plano tenemos un Kaláshnikov AK 47, una de las 100 millones de piezas fabricadas en el mundo del más mortífero de los rifles de asalto. Una joya en los museos de las guerras a la que los propios rusos le atribuyen 250.000 víctimas por año. Un arma nacida en la Guerra Fría y que salió del Ejército Soviético para pasearse por campos de exterminio en Africa, Asia y América latina. Ha militado entre las filas de ejércitos regulares y de asesinos sin licencia, en las manos de líderes políticos y tribales, de dictadores, y de guerrillas  de liberación, de bandas de  narcotraficantes y de inocentes reclutas.

Quien sabe cuántos muertos llevará encima ese ejemplar, cuantos de sus proyectiles perforaron pieles enemigas. Su madera está rayada de las jornadas a ras de tierra, el metal ha perdido el brillo, desgastado por el sudor de las manos que jalan gatillos, insertan cacerinas, doblan la culata. Es una pieza de espanto, con su precisión y maniobrabilidad y su robusta apariencia.

Este fin de semana el Ejército Ruso mostrará el mundo en la acción de un glorioso desfile patriótico por el 9 de Mayo la nueva versión de este emisario de la muerte. Tendremos otra evidencia de como el hombre perfecciona el arte de aniquilar al prójimo.

Ya en diciembre pasado, la empresa fabricante, Kalashnikov Concern había divulgado algunas imágenes de dos modelos del nuevo fusil y anunció sus intenciones de vender 300.000 armas al año para el 2020. La nueva pieza será delineada y  aerodinámica como un puñal, toda negra, elegante como un monoplaza de carreras. Muchas piezas también serán fabricadas fuera de Rusia, en naciones que tiene licencia para manufacturar el arma más popular y más copiada del mundo.