Te lo juro por Dior
Un elegante príncipe y una princesa preciosa cargan a dos tiernos nenucos a los que han ataviado con trajes de alta costura. Todos sonríen. La felicidad se siente y se palpa. Se percibe, se apodera de todo. Y me viene a la mente la frase cursi del ya célebre anuncio de compresas.
Un elegante príncipe y una princesa preciosa cargan a dos tiernos nenucos a los que han ataviado con trajes de alta costura. Todos sonríen. La felicidad se siente y se palpa. Se percibe, se apodera de todo. Y me viene a la mente la frase cursi del ya célebre anuncio de compresas.
Un elegante príncipe y una princesa preciosa cargan a dos tiernos nenucos a los que han ataviado con trajes de alta costura. Todos sonríen. La felicidad se siente y se palpa. Se percibe, se apodera de todo. Y me viene a la mente la frase cursi del ya célebre anuncio de compresas: ¿A qué huelen las nubes? Seguramente a esta vida de cuento melosa, afectada y pretenciosa que hoy ha ocupado pantallas y portadas de media Europa aunque para más de la mitad de la población no tenga más relevancia que la marca de compresas del mencionado anuncio, por poner un ejemplo.
He elegido esta foto entre el montón de tragedias que la avasallan en las noticias de hoy porque tiene luz, flores, una alfombra roja, vestiditos blancos de Dior y una felicidad tan bien escenificada que hasta parece real (de realista, no de realeza, que también). La composición es perfecta y todos sus elementos la convierten en el alpiste más nutritivo para un pueblo cansado de descalificaciones, guerras y oscuridades. La felicidad impostada tiene su público, y los modelos clásicos de belleza, familia y de rituales pomposos nos marcan el camino a seguir por si no sabemos crearnos el nuestro propio o nos da por perdernos.
Los mellizos Jaime y Gabriela son hijos de príncipes así que, criaditos entre algodones, estarán siempre lejos de preocupaciones mundanas y ruidos ajenos. Pero a sus cinco meses y, sin ni quiera saberlo, los pobres ya cargan el peso de un mundo muy de mentira. Especialmente ella, que a pesar de ser la primogénita, ha sigo relegada al segundo puesto en la sucesión al trono para dejar que sea su hermanito varón el que se encargue de los temas serios en un futuro glorioso. Pero todo muy bonito y feliz. Todo todo todo. Te lo juro por Dior.