Jean-Marie Le Pen: regeneración siglo XX¿I?
Marine Le Pen ha aprovechado las declaraciones de hace unas semanas de su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador y ex-presidente (1972-2011) del Frente Nacional (FN), para suspenderlo de militancia y expulsarlo definitivamente del partido.
Marine Le Pen ha aprovechado las declaraciones de hace unas semanas de su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador y ex-presidente (1972-2011) del Frente Nacional (FN), para suspenderlo de militancia y expulsarlo definitivamente del partido.
Marine Le Pen ha aprovechado las declaraciones de hace unas semanas de su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador y ex-presidente (1972-2011) del Frente Nacional (FN), para suspenderlo de militancia y expulsarlo definitivamente del partido. La decisión ha sido ejecutada, en términos protocolarios, por medio del comité ejecutivo del FN. La reacción del propio Jean-Marie Le Pen no se ha hecho esperar y ha iniciado ya una dura campaña contra su hija, a la que ha acusado directamente de traidora. Además ha aprovechado para anunciar su revancha política, planteando la creación de un nuevo partido en el que tengan cabida todos los indignados del FN.
A pesar de todo el revuelo provocado, las polémicas declaraciones de Jean-Marie Le Pen son casi idénticas a otras que había pronunciado unos años antes, en 1997 («Las cámaras de gas para exterminar a los judíos en la II Guerra Mundial fueron un detalle de la historia»). Sin embargo, ambas polémicas no fueron sólo dos exabruptos aislados, sino que tienen un claro arraigo en lo más profundo de la visión política de Jean-Marie Le Pen. En el año 2008 el Tribunal Correccional de París lo condenó por un delito de complicidad con la apología de crímenes de guerra y negación de un crimen contra la humanidad por unas declaraciones muy similares («La ocupación nazi de Francia no fue particularmente inhumana»), y lo mismo unos años antes. En el año 2005 fue condenado por un discurso anti-inmigración y en el año 1998 por otro en el que defendía la desigualdad entre razas.
Marine Le Pen, presidenta del FN desde el año 2011, sabe que la apertura del partido puede permitirle alcanzar unas cotas de éxito mucho mayores que las alcanzadas por su padre. Francia vive una situación socioeconómica difícil que se traslada a la política. El FN quiere abrirse y sabe que puede competir. El historiador Emmanuel Todd afirma que el FN es el único partido que se ha preocupado abiertamente por Francia “ante una izquierda internacionalista y una derecha ultraliberal, ambas proeuropeas”.
El partido de Marine Le Pen tiende, en los últimos años, hacia una confluencia ideológica con otros partidos de la derecha populista europea como la Liga Norte (LN) de Italia, el PVV de Holanda o el SD de Suecia. En este sentido el discurso ha cambiado y el FN tiene dos claros caballos de batalla: la islamización y el antieuropeísmo. En el nuevo FN hay un alejamiento del extremismo y un acercamiento al laicismo y al semitismo, al que algunos analistas se refieren como el “giro sionista” del FN. Y estos cambios no son solo retórica. El vicepresidente del partido, Florian Phlippot, es abiertamente gay, la propia presidenta del partido es divorciada y asegura comprender el aborto, mientras que el partido ha incorporado a candidatos judíos como Michel Thooris, consejero de asuntos de seguridad.
Se estima que el FN capta ya en torno al 15% de los votos de los judíos franceses, un porcentaje que era prácticamente nulo en la época de Jean-Marie Le Pen. Ésta es, precisamente, una de las razones por las que no tienen cabida ciertas obsesiones de los viejos extremistas como el negacionismo del holocausto o los discursos antisemitas a los que tantas veces alude Le Pen padre.