No nos podrán parar
La policía del pensamiento ha venido a buscarme y puedo ser juzgado por un delito, ¿Crimental? ¿Pretenden encarcelar todo pensamiento satírico?
La policía del pensamiento ha venido a buscarme y puedo ser juzgado por un delito, ¿Crimental? ¿Pretenden encarcelar todo pensamiento satírico?
Me parece vergonzoso que mientras nuestra caspa política se va de rositas a pesar de todas sus escandalosas mierdas, seamos los que pensamos de manera diferente los que recibimos a la postre el “castigo” por ejercer la libertad de expresión que presuntamente tenemos derecho a ejercer.
El arresto de mi compañero de profesión César Strawberry , de “Def Con Dos”, al que han echado los perros por el uso de esta libertad, es otra agresión más por parte del sistema. En solidaridad, transcribo su elocuente comunicado:“Hoy, en plena campaña electoral, he estado 4 horas privado de libertad.?He sido fichado por la Guardia Civil. ?
Consideran que he enaltecido y/o justificado delitos de terrorismo o que he menospreciado a sus víctimas.?Puedo ser juzgado por la Audiencia Nacional y condenado hasta con dos años de prisión.
Llevo 25 años ejerciendo una labor artística independiente en la que la crítica irónica, e incluso bufonesca, hacia el entorno sociocultural -a través de la música, novelas, prensa escrita, e intervenciones en radio y televisión- ha marcado mi trayectoria profesional y vital. Siempre he luchado por la libertad de pensamiento, enfrentándome así a un sistema que pretende que todo sea analizado desde el pensamiento único.
Un Estado que se entienda democrático debería aceptar la crítica sociopolítica, por ácida e incómoda que ésta sea, como parte del pluralismo político que la propia Constitución declara nada menos que en su artículo primero, y no señalar como enemigo político a quien piensa diferente y osa expresarlo así.
Comprendo y lamento que algunos tuits, molesten a algunas personas; al igual que entiendo que incomoden algunas letras de nuestras canciones, o que haya a quien no le guste mi ética o estética, al igual que a mí me pueden no agradar las de otras personas. Pero en modo alguno podía imaginar que el Estado iba a responder privando de libertad al disidente político que se dedica a escribir pensamientos satíricos, pues siempre había creído que, en Democracia, el pensamiento no delinque.
En todo momento he considerado que esta actividad se encontraba amparada por la libertad de expresión, pero es obvio que era una ilusión. El Gran Hermano se ha quitado la careta. ¿Orwell tenía razón? La policía del pensamiento ha venido a buscarme y puedo ser juzgado por un delito, ¿Crimental? ¿Pretenden encarcelar todo pensamiento satírico?”