THE OBJECTIVE
Nestor Barreira

¡Te has quedado sin Palmira!

Te encuentras en el medio del desierto. Multitud de columnas. Las golpeabas y resonaban. Te impresionaban. Te ponías en una esquina y te veías pequeño ante tamaña inmensidad. Fue un sitio que me impresionó profundamente. No sabría decirte por qué. Es como si el resto del mundo no existiera”.

Opinión
Comentarios
¡Te has quedado sin Palmira!

Te encuentras en el medio del desierto. Multitud de columnas. Las golpeabas y resonaban. Te impresionaban. Te ponías en una esquina y te veías pequeño ante tamaña inmensidad. Fue un sitio que me impresionó profundamente. No sabría decirte por qué. Es como si el resto del mundo no existiera”.

“Te has quedado sin Palmira, Chelo”. Se lo conté esta mañana a una auténtica fan de sus ruinas, con cierto tono de pena y a la vez de precaución. Intenté con el tono de mi voz que no se llevara un sofocón y se quedara en un no menos doloroso disgusto.

Chelo: “¿No me digas? Pues la acabarán destruyendo porque estos son terribles”. Yo: “Sí. Los yihadistas entraron sin mucha oposición. Lo escuché en la radio”, le dije.

Mikel Ayestaran, freelance desplazado en estos momentos en Oriente Próximo, contaba a nuestros compañeros de la Cope como el régimen de Bashar al-Asad se apresuraba a trasladar estatuas de la ciudad ante el imparable avance del ISIS. Un día grande para el Estado Islámico como apuntaba Mikel en su Twitter (@mikelayestaran) en plena madrugada, hora española: “El califato celebra su primer año con las conquistas de #Ramadi y #Palmira, todo un regalo para Abu Baker Al Bagdadi (autoproclamado califa del EI)”.

A mi amiga le pedí que me contara lo que se le pasara por la cabeza de su viaje. “Mi memoria falla”, dice con cierta humildad. “Te encuentras en el medio del desierto. Multitud de columnas. Las golpeabas y resonaban. Te impresionaban. Te ponías en una esquina y te veías pequeño ante tamaña inmensidad. Fue un sitio que me impresionó profundamente. No sabría decirte por qué. Es como si el resto del mundo no existiera”.

Ella no entiende de guerras. No entiende de movimientos de tropas ni de barbudos que liquidan a pobres chavales atados a un poste al que destrozan con un disparo de RPG. Tratado peor que a un perro. No entiende de guerras pero entiende de salvajadas. “Hay mucho hijo de puta por ahí”, me espeta.

A estas horas debe estar buceando por el twitter de Mikel y el de gente como Kareem Shaheen (@kshaheen) enviado especial de The Guardian. Estará viendo imágenes terribles como las de los cadáveres decapitados de los milicianos de la tribu Al Shaitat en plena calle en la toma de Palmira. Una tribu que al principio era neutral con el EI pero a estas alturas y viendo lo visto, ¿quién puede permanecer neutral?

No me extraña que Chelo piense en estos momentos que su maravilloso oasis en medio del desierto no resistirá.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D