Pedir disculpas
La solución está allí donde el ébola jode, donde falta la comida, donde falta la justicia y el agua. No donde estamos bien y podemos meditar como el más.
La solución está allí donde el ébola jode, donde falta la comida, donde falta la justicia y el agua. No donde estamos bien y podemos meditar como el más.
Es preciso pedir disculpas por no escribir desde hace dos semanas. Mis amigos me dicen que es la irresponsabilidad del Periodismo. Periodismo con mayúscula como hace un año escribí, y como tal lo intento. Aquí en Perú son las tres de la madrugada, y recién me desocupo de leer unos documentos sobre el ordenamiento de una bahía donde se extrae concha de abanico, tan preciada en Europa que el 2014 generó más de 112 millones de dólares en exportaciones para el Perú.
Pero vayamos por partes. Escucho a Bob Dylan (My back pages), asimilo la corrupción en la Fifa y cuestiono con mis colegas la captura de uno de los hombres más buscados por la Justicia peruana y boliviana (Martín Belaunde Lossio). Además, trato de mantener la vigilia ahora que el país anda convulsionado con conflictos sociales en el sur, una corrupción a salto de mata en el Gobierno y un Periodismo replanteado y entregado a la hidalguía de la buena pluma y la investigación. Paco Sancho, mi profesor de la Universidad de Navarra (Unav), me dijo que el buen journalism se hace en cualquier lugar.
Y desde ello voy escribiendo, y desde esto voy asentando cosas que son en definitiva tan simbólicas y paralelas como cuando escribía sobre el ébola en África, los degüellos en Medio Oriente o la crisis en Venezuela. Por eso que pido disculpas, al no poder atender todo, al no poder responder a los problemas del mundo cuando sabes que a la vuelta de la esquina hay estigmas que debes informar y dedicarle un tiempo prudente. Ahora entiendo cuando Gabo decía que el Periodismo es un “oficio de perros”.
Los tres párrafos anteriores son de respuesta. Y de disculpas, porque cada quien escribe sobre los problemas del mundo desde su escritorio, su smartphone, su papel, y no puede hacer más que seguir una meditación personal que poco hace, o poco determina. La solución está allí donde el ébola jode, donde falta la comida, donde falta la justicia y el agua. No donde estamos bien y podemos meditar como el más. Por ello pido disculpas. Ahora que el mundo está como está, con Fifa o sin ella o como bien dice M. Miralles: “…una sentina de podredumbre”.