¿El mal Dios?

No se trata de que en el mundo haya o no haya Dios o si éste es bueno o malo. Se trata de hacer uso de la libertad individual de una manera responsable y honesta.

A raíz de los atentados del pasado viernes un columnista del diario ‘el País’ escribía esto bajo el título de “El mal Dios”: “No, Dios no es bueno. Y sí, Dios está detrás del IS, y lo ha estado de la mayoría de horrores de la Historia…” o esta otra, “Un mundo sin Dios sería un mundo objetivamente mejor. Sería, para empezar, un mundo sin coartadas. Tanto para hacer el mal como para hacer el bien.”

Ignoro si Manuel Jabois es creyente o no, pero el hecho de que escriba ‘Dios’ y no ‘dios’ es indicativo de que está refiriéndose a lo que los cristianos llamamos ‘Padre’. Por un lado, la atribución que hace Jabois a Dios de casi todos los horrores de la historia puede entenderse como una excusa que se esgrime para eximir de toda culpa al ser humano por dichos horrores. Sin embargo, lo que parece querer transmitir es que somos los hombres los que hacemos esas atrocidades en nombre de Dios y concluye que sin Dios eso no ocurriría.

La conclusión de Jabois no puede ser más desacertada. Pensar que sin Dios el hombre no haría uso de coartadas para hacer el bien o el mal en un momento como el actual donde no cesamos de escuchar palabras como: Desigualdad, bien común, calentamiento global etc. es mostrar una ingenuidad de calibre supino.

No se trata de que en el mundo haya o no haya Dios o si éste es bueno o malo, ni si quiera se trata de que ese gran olvidado de nuestro siglo, el Diablo, esté detrás de ese tipo de atrocidades. No, no se trata de eso. Se trata de hacer uso de la libertad individual que Dios nos ha dado de una manera responsable y honesta, cada uno en la medida de sus capacidades, y tratar a los que nos rodean como nos gustaría ser tratados. Tan sólo empezando por algo tan sencillo y a la vez tan difícil, tendríamos mucho camino recorrido.