THE OBJECTIVE
Irene Cacabelos

El órdago de Tsipras

Los griegos han dicho basta y han pensado que llegados a este punto tal vez es mejor apostarlo todo a una carta aunque eso signifique enfrentarse a un abismo económico.

Opinión
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Los griegos han dicho basta y han pensado que llegados a este punto tal vez es mejor apostarlo todo a una carta aunque eso signifique enfrentarse a un abismo económico.

A pocas horas para que venza el plan de rescate griego, la tensión roza máximos históricos. Grecia no tiene intención de pagar y ahora la única fecha que maneja el gobierno de Tsipras es la de la celebración del referéndum previsto para el próximo domingo.

La pregunta es sencilla : ¿quieren los griegos aceptar la propuesta de Bruselas para mantener la ayuda financiera al país, o prefieren rechazar esa oferta y esperar acontecimientos?

Tal vez lo dramático de tan difícil elección es que ninguna de las dos opciones garantiza un futuro cercano mejor para los ciudadanos griegos. Las nuevas medidas de ajuste son percibidas por la población como la puntilla a varios años de sacrificios sin recompensa . El NO, tampoco parece una salida fácil. El abismo que se podría abrir ante los pies del país heleno es incierto pero de consecuencias nefastas.

Así las cosas , el gobierno griego busca tensar la cuerda y demostrar a sus socios europeos que sus ciudadanos están con ellos. La estampa de la plaza de Sintagma este lunes por la noche ha sido toda una demostración de fuerza por parte de Tsipras y los suyos.

El corralito y el miedo a lo desconocido no han calado tan fuerte como las autoridades europeas tal vez esperaban. Y es que muchos creían que el desafío griego podría servir como escarnio y ejemplo de lo que ocurre cuando una oveja abandona el rebaño .

Nada más lejos de la realidad. Si alguien esperaba a un pueblo levantado contra su gobierno por llevarles al borde del precipicio, se han encontrado con una fotografía bien distinta. Los griegos han dicho basta y han pensado que llegados a este punto tal vez es mejor apostarlo todo a una carta aunque eso signifique enfrentarse a un abismo económico.
Es lo que ocurre cuando la gente ya no tiene nada que perder. Que se arriesga y tal vez comete locuras, pensando que el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Los socios europeos están ante un importante dilema. Ceder a la presión de los griegos o llevar su amenaza hasta el final. Es algo parecido a una crisis de los misiles, aunque en este caso, la munición es puramente económica.
Hasta EEUU ha levantado la mano para sugerir a la eurozona que se lo piense dos veces antes de desahuciar a sus socios griegos. Y es que el miedo que existe al otro lado del atlántico es que la red que recoja al gobierno de Tsipras esté sostenida por las manos rusas .

Si Putin se convierte en el caballero blanco de Grecia, será demasiado tarde para Europa. Es la economía, sí, pero también es la geopolítica . La cuna de Europa puede acabar convirtiéndose en su sepultura. Ahora mismo es cuestión de horas. Retrasar ese reloj está en manos de sus líderes.

 

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