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A propósito de Grecia

La lección de Grecia debemos aprenderla en América Latina, porque lo económico es fundamental frente a lo político. El gobierno griego desaprovechó las buenas oportunidades, despilfarró el dinero, propició la corrupción y los políticos irresponsablemente no cumplieron sus compromisos con las exigencias de la UE y de la Zona Euro.

Opinión

La lección de Grecia debemos aprenderla en América Latina, porque lo económico es fundamental frente a lo político. El gobierno griego desaprovechó las buenas oportunidades, despilfarró el dinero, propició la corrupción y los políticos irresponsablemente no cumplieron sus compromisos con las exigencias de la UE y de la Zona Euro.

La lección de Grecia debemos aprenderla en América Latina, porque lo económico es fundamental frente a lo político. El gobierno griego desaprovechó las buenas oportunidades, despilfarró el dinero, propició la corrupción y los políticos irresponsablemente no cumplieron sus compromisos con las exigencias de la UE y de la Zona Euro. El populismo se impuso en las elecciones parlamentarias celebradas el 25 de enero, designando como primer ministro a Alexis Tsipras, del partido de izquierda SYRIZA, con la esperanza de que todo cambiara.

Desde 1981 Grecia forma parte de la UE y al hacerse miembro cumplía con los dos requisitos fundamentales, plena democracia y desarrollo económico adecuado. Sin embargo, abusó de la solidaridad de los países más avanzados y fue endeudándose sin considerar las exigencias de la transparencia económica y de los compromisos internacionales.

Afortunadamente en estos momentos se ha entendido que el NO que ganó en Grecia, con más del 60%, no significó la ruptura con la UE y con la Zona Euro, a menos que fracasen las negociaciones de los próximos días.

Países como Francia no justifican la política económica helena y sus exigencias de hoy, pero no llegan a posiciones como la de Alemania, para precipitar a Atenas al vacío. No puede repetirse la experiencia de lo que fue el Tratado de Versalles para los alemanes en la Primera Guerra Mundial. No se debe humillar a los pueblos a pesar de sus errores.

Los europeos no quieren a Grecia fuera de la UE, pero le exigen un comportamiento distinto y la necesaria austeridad. Los griegos tampoco quieren estar fuera de la integración europea, pero exigen consideración especial. Hoy el 70% de los griegos desea permanecer en la Zona Euro y fortalecer sus vínculos con toda Europa, por eso la actitud más pragmática de Tsipras cuando se ha dirigido al Parlamento Europeo y a los miembros de la Troika para una renegociación y la necesaria asistencia financiera, además de haber sacrificado a su Ministro de Economía.

Rusia y China están alertas para la influencia que puedan ejercer sobre Grecia si occidente la abandona.