Nazi, orco y otros insultos
Si tomamos el nazismo como categoría histórico-política y no como un insulto, tendríamos bastantes problemas en calificar a Merkel de nazi, pues que yo sepa, esta señora no ha proclamado que entre sus planes y programas se encuentre la superioridad racial de los alemanes con respecto al resto de razas, por ejemplo.
Si tomamos el nazismo como categoría histórico-política y no como un insulto, tendríamos bastantes problemas en calificar a Merkel de nazi, pues que yo sepa, esta señora no ha proclamado que entre sus planes y programas se encuentre la superioridad racial de los alemanes con respecto al resto de razas, por ejemplo.
Al parecer, el alcalde podemita de Cádiz, Kichi, que tiene nombre de piscolabis de Matutano, llamó “nazi” a Ángela Merkel a distancia suficiente para que lo oyese el cónsul alemán que supuestamente tenía una reunión programada con el regidor municipal.
Hoy día llamar “nazi” a alguien es como cagarse en su señora madre multiplicado por varios dígitos. Es decir, el “nazi” ha dejado de ser una categoría histórico-política para pasar a ser un vulgar insulto que está en boca de todo bicho viviente; en cierto modo, no está desconectado de lo que Leo Strauss llamó “Reductio ad Hitlerum”, es decir, un sofisma por el cual se pretende descalificar a una persona, doctrina o movimiento considerándola como “nazi” o “propia de nazis”, y terminando así un debate cualquiera por vía expeditiva.
Seguramente Kichi quiso expresar su disgusto con Merkel y la actual política alemana con respecto al resto de Europa utilizando el insulto que a su buen entender resulta más gravoso. Podría haberla llamado “orco de Sauron”, ya que lo de “demonio del infierno” sonaría cuanto menos curil, pero prefirió llamarla “nazi” y con ello calló vergonzosamente en la reductio ad Hitlerum.
Si tomamos el nazismo como categoría histórico-política y no como un insulto, tendríamos bastantes problemas en calificar a Merkel de nazi, pues que yo sepa, esta señora no ha proclamado que entre sus planes y programas se encuentre la superioridad racial de los alemanes con respecto al resto de razas, por ejemplo. Ni siquiera camufla esto con la lengua, como sí hacen otros grupos humanos a los que Podemos apoya electoralmente.
Probablemente, Kichi no llamaría “nazis” a los miembros de la ETA, aunque estos estén bastante más cerca del nazismo que Angela Merkel. Pero el alcalde de Cádiz no está para distinciones sutiles, lo suyo es demostrar a la “gente” que él lucha contra los nazis 70 años después de su caída.