Marihuana sintética: ¿Quién da más?
El tenebroso mundo de las drogas ha roto todas las barreras, se ha saltado todos los límites geográficos, legales, morales y económicos, ha situado el objetivo en los clientes potenciales: todo el mundo.
El tenebroso mundo de las drogas ha roto todas las barreras, se ha saltado todos los límites geográficos, legales, morales y económicos, ha situado el objetivo en los clientes potenciales: todo el mundo.
Desde que las drogas se democratizaron y su consumo salió de los círculos elitistas del poder, la literatura o las altas clases sociales, donde al fin y al cabo estaban limitadas y en cierto modo con mínimos daños, la carrera en las “Empresas de las sustancias de abuso” no ha conocido fin.
Se calcula que hoy, el dinero que mueven las drogas en valores absolutos, es la segunda cantidad en el mundo, solo por detrás del tráfico de armas (¡rey sin comparación del mercado de la muerte!), y sigue de carca el petróleo.
El tenebroso mundo de las drogas ha roto todas las barreras, se ha saltado todos los límites geográficos, legales, morales y económicos, ha situado el objetivo en los clientes potenciales: “todo el mundo”.
Los expertos estiman que cada quince dias sale en el planeta a la calle una sustancia de abuso nueva, con animo de tantear el mercado, y cada vez salen con aspectos más inocentes: en forma de caramelos, pastillas como si fueran medicamentos, jarabes, cápsulas,….y en esta ocasión en sencillos y primorosos sobrecitos de colores para la llamada Marihuana Sintética.
Los ingenuos consumidores de este “nuevo tipo de sustancia” ya no buscan el placer de antaño “haz el amor y no la guerra” , o la energía y velocidad del presente “corre más, disfruta más, ..llega más lejos”, buscan el descontrol, la convulsión, el desprecio finalmente por la propia vida como si de un simulacro de suicidio se tratara. Los facultativos de emergencias que les tratan ya no saben que ponerles, cómo sedarles, como sujetarles si quiera, el organismo dañado en su más profunda intimidad cerebral se revela contra ésta sinrazón y “rompe la serenidad del usuario para hundirle en la agitación psicomotriz”, todo ello sin un objetivo concreto, sin la búsqueda de un fin delimitado, solamente por el “triste placer” de ver hasta donde y hasta cuando aguanta este cuerpo maravilloso que maltratamos.
Hoy es la Marihuana Sintética, pero mañana será otra cosa, y las arcas de los que negocian con la ingenuidad se llenarán de oro a costa de clientes “que no supieron o no pudieron elegir” con claridad. ¿Quién da más?