THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

El horror, los medios, los gobiernos  

Me ha venido a la cabeza el ébola. Recuerdan, ¿verdad? El ébola. El que mató a mi amigo el misionero Manuel García Viejo. Del que se salvo la enfermera Teresa Romero entre polémicas. Y se acabó. Ya no nos preocupa el ébola. Pero el ébola sigue. Más de 11.000 muertos y más de 25.000 infectados en el último año. Pero la mayoría son negros. Y nos pilla muy lejos.

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Me ha venido a la cabeza el ébola. Recuerdan, ¿verdad? El ébola. El que mató a mi amigo el misionero Manuel García Viejo. Del que se salvo la enfermera Teresa Romero entre polémicas. Y se acabó. Ya no nos preocupa el ébola. Pero el ébola sigue. Más de 11.000 muertos y más de 25.000 infectados en el último año. Pero la mayoría son negros. Y nos pilla muy lejos.

La imagen de Lorgina Minguito, esa mujer joven desesperada, llorando sobre la barca, tras las enésimas inundaciones de Filipinas en las que han muerto 20 personas y decenas de miles han perdido casi todo, es un dejá vu, una película que hemos visto mil veces. Y es triste que los medios de comunicación, que somos un reflejo de la sociedad, sólo nos acordemos de la desgracia el día que sucede o cuando la desgracia nos toca de cerca.

En Filipinas sucede cada poquísimo. Como en tantos otros sitios. Cuando ocurre llenamos espacio, algunos ganan premios con fotos maravillosas que deben hacerse, claro que sí, para que nos enteremos, se activan recaudaciones solidarias de urgencia y la peña se va de fin de semana y se olvida. Excepto unos pocos que dedican su vida entera desinteresadamente a ayudar a los parias de la tierra, a los nadie. Pero son muy pocos.

Me ha venido a la cabeza el ébola. Recuerdan, ¿verdad? El ébola. El que mató a mi amigo el misionero Manuel García Viejo. Del que se salvo la enfermera Teresa Romero entre polémicas. Y se acabó. Ya no nos preocupa el ébola. Pero el ébola sigue. Más de 11.000 muertos y más de 25.000 infectados en el último año. Pero la mayoría son negros. Y nos pilla muy lejos. España se gastó 9,5 millones de euros en ayudar, lo cual supone el 0,4% del dinero que se ha necesitado hasta ahora para combatir mínimamente este enfermedad mortal. Médicos Sin Fronteras lo explicó bien en entrevista a El País: “España podía haber jugado un papel fundamental en esta crisis del ébola, podía haber enviado expertos civiles y militares, pero no lo hizo”.

Esto es lo desesperante. Porque es el ébola y es todo. Los nadie de los que escribió Galeano no nos importan nada. Ni en España ni en ninguna otra parte del erróneamente autodenominado primer mundo. Ni a los Gobiernos ni a los medios ni a la mayoría del personal. Nos jode cuando nos toca, y nos ponemos estupendos. Pero no es eso. No es eso. Porque el horror sigue ahí, aunque no queramos mirarlo.

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