Los botones de la muerte
Estamos en un momento delicado de la humanidad, por un lado hemos llegado a la cima de enormes progresos de bienestar, belleza, control, y porqué no decirlo incluso de heroísmo en nuestra corta historia, pero junto a estas luces están las sombras de la muerte.
Estamos en un momento delicado de la humanidad, por un lado hemos llegado a la cima de enormes progresos de bienestar, belleza, control, y porqué no decirlo incluso de heroísmo en nuestra corta historia, pero junto a estas luces están las sombras de la muerte.
Como si de una videoconsola se tratara, el militar que aparece en la imagen, maneja el mando a distancia que controla el lanzamisiles con distracción, como si nada, incluso con indiferencia, sino fuera porque en la foto está la instantánea de la salida de los mortíferos cohetes apenas daríamos importancia a la imagen, pero la imagen es aterradora.
Los cohetes que salen desde el “inocente” jeep, volarán hacia su destino y matarán, como siempre mataron las flechas, las balas, los obuses y cualquier otro medio de destrucción que nos he hecho animales “guerreros”, pero matará lejos, el militar que acciona con cierta indolencia el aparato de control no sabrá siquiera a quién mata o lo que es peor a veces ni siquiera sabrá porqué mata.
Estamos en un momento delicado de la humanidad, por un lado hemos llegado a la cima de enormes progresos de bienestar, belleza, control, y porqué no decirlo incluso de heroísmo en nuestra corta historia, pero junto a estas luces están las sombras de la muerte.
Una muerte cada vez más tecnificada, más lejana, más neutra, que obedece como siempre a razones estratégicas, de poder, de riqueza y dominio de unos sobre otros. Pero la muerte es la muerte, no caben medias tintas ni reflexiones al respecto, es el fin de la vida, y cuando asistimos a este nuevo tipo de guerras “a distancia” donde el “cuerpo a cuerpo” de antaño, se ha convertido en anacrónico e incluso en indecoroso, algo de humano le estamos quitando de forma irreversible a la confrontación mortal, hemos convertido la muerte real en un sucedáneo de “las películas”.
Lógicamente la muerte apretando un botón sin ver a quien se mata es más aséptica, crea menos conflictos éticos, es algo frio y calculado numéricamente, en realidad es “como si no se matara”, pero se mata.
La silueta de la muerte tras los botones de un mando que pareciera el de una simple y humilde televisión, nos vuelve a poner sobre la mesa lo de siempre: ¿porqué? ¿Hasta cuándo? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué puedo esperar?…..pero todos tranquilos, la respuesta estará en un botón o en aquella frase acuñada por el romano Vegecio para los ejércitos: Si vis pacem, para bellum (¡Si quieres la paz prepárate para la guerra).