Paso a paso
Curioso este mundo en el que no terminamos de encajar; no como una pieza de puzle, sino como una astilla que olvidada en una vieja herida se permite crecer y dejar huella. Y digo curioso por no decir desalmado; por no retratarlo como un monstruo de…
Curioso este mundo en el que no terminamos de encajar; no como una pieza de puzle, sino como una astilla que olvidada en una vieja herida se permite crecer y dejar huella. Y digo curioso por no decir desalmado; por no retratarlo como un monstruo de…
Curioso este mundo en el que no terminamos de encajar; no como una pieza de puzle, sino como una astilla que olvidada en una vieja herida se permite crecer y dejar huella.
Y digo curioso por no decir desalmado; por no retratarlo como un monstruo de enormes fauces dispuesto a devorar el poco sentido común que conserva aquel ser humano dispuesto a remover la arena para que aquel niño, llamado Europa, recobre el aliento de nuevo.
Veo puertas que se cierran, faltas de remordimiento, veo brazos alzarse entre miles de prójimos buscando el calor de un ayuda que se confina en ridículas y correctas dosis. Y no es suficiente… no termina de curar aquella mirada incrédula de padres e hijos que aguardan con una tímida esperanza el atisbo de una oportunidad de futuro y valía, que se torna cruelmente en encrucijada al poner el pie en el primer o último tren.
Y no se cual será aquel camino que tanto nos cueste atravesar, para paliar aquellos arañazos que nos sitúan por delante de quienes naufragan en un tablero conquistado por nosotros. Una partida que soborna las intenciones más humildes para así sobrevivir en este tormento impuesto.
Ayer me vi con mis pulmones hastiados de salitre, sin rumbo, sin esperanza de recuperar a los que jamás habré de ver, me vi retorcida de dolor y sin derecho a duelo, asfixiada entre los quebrantos de mis semejantes, sin billete de vuelta…
– Tu sigue adelante y pase lo que pase nunca mires atrás, prométemelo…