Hay gente "pa tó"
Es posible que a los que la noticia llama «padres indecisos» se les haya agotado la máquina de discurrir. O no tienen misal o no tienen figuras históricas que les sirvan de referencia o se cansan de pensar o ven muchas series de televisión y les ponen nombres que los pobres niños no saben cómo se escriben.
Es posible que a los que la noticia llama «padres indecisos» se les haya agotado la máquina de discurrir. O no tienen misal o no tienen figuras históricas que les sirvan de referencia o se cansan de pensar o ven muchas series de televisión y les ponen nombres que los pobres niños no saben cómo se escriben.
Cuando nacieron los 17 hijos de mi bisabuelo, no existía Damenáme. En algún momento, los bisabuelos dejaron de discurrir y decidieron llamar a dos hijos con nombres de Generales de Isabel II. A mi abuelo le tocó -nos tocó- Leopoldo, por O’Donnell, y a un hermano suyo, Baldomero, por Espartero.
Fueron naciendo nuestros 12 hijos. Damenáme seguía sin existir. Mi mujer y yo agarrábamos un misal, yo iba leyendo en voz alta nombres, empezando por la A, hasta que mi mujer decía: «¡ese!» Y le poníamos ese nombre. Así vinieron Cristina (llegamos hasta la C), Alfonso (no pasamos de la A), Rafa, Jorge…
No sé qué procedimiento han seguido mis hijos para poner nombre a los suyos. Sí sé que mi mujer y yo tomamos la decisión de que si les gustaba a ellos, nos gustaba a nosotros.
Es posible que a los que la noticia llama «padres indecisos» se les haya agotado la máquina de discurrir. O no tienen misal o no tienen figuras históricas que les sirvan de referencia o se cansan de pensar o ven muchas series de televisión y les ponen nombres que los pobres niños no saben cómo se escriben.
A algún avispado se le ha ocurrido aprovecharse de estas personas y crear una empresa que, gratuitamente, en función de las contestaciones de los padres a un cuestionario, te dice que la criatura se llamará Kevin Costner del Niño Jesús.
Y los padres le ponen ese nombre y lo registran, ante el estupor del funcionario, que tiene dos hijos, que se llaman José Luis y Marta.
Hay gente «pa tó», dijo Rafael Guerra (otros dicen que Rafael el Gallo) cuando se enteró de que Ortega y Gasset era catedrático de Metafísica. Yo diría lo mismo si un día me encontrara con los de Damenáme o con los padres de Kevin Costner etc.
Mi mujer y yo no sabíamos que lo que hacíamos mientras buscábamos nombres, era «naming». Y, por supuesto, mis bisabuelos, tampoco.
Y estoy seguro de que si uno de los Rafaeles (Guerra o el Gallo) se entera del nombrecito, hubiera dicho algo mucho más sonoro que lo de la gente «pa tó”.