THE OBJECTIVE
Antonio Jose Chinchetru

No es la niña de Rajoy, ni de Pablo Iglesias

Atena Faraghdani no es una niña, pero sí una mujer joven y valiente. A diferencia de otras chicas de su edad en todo el mundo, no puede salir a divertirse después de trabajar o haber terminado las clases de algún máster.

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No es la niña de Rajoy, ni de Pablo Iglesias

Atena Faraghdani no es una niña, pero sí una mujer joven y valiente. A diferencia de otras chicas de su edad en todo el mundo, no puede salir a divertirse después de trabajar o haber terminado las clases de algún máster.

Atena Faraghdani no es una niña, pero sí una mujer joven y valiente. A diferencia de otras chicas de su edad en todo el mundo, no puede salir a divertirse después de trabajar o haber terminado las clases de algún máster. Faraghdani está en prisión por haber dibujado y publicado en Facebook una caricatura que ha molestado a los tiranos teócratas de su país, Irán.

Y ha cumplido un año en prisión, de los 12 que le han sido impuestos. Pero ahora puede ver como se aumenta su condena por hacer algo normal en cualquier preso o enjuiciado: dar la mano a su abogado. Faraghdani es una auténtica heroína de la libertad de expresión y de la lucha por los derechos de las mujeres.

El suyo es un caso extremo, pero es el resultado de la realidad que oprime día a día a millones de iraníes. En su país no existe el derecho a expresarse contra el poder político y religioso, que vienen a ser el mismo. Y a la represión general se suma la que sufren determinados grupos de población. Las mujeres tienen incluso menos derechos que los hombres. Los gays directamente son asesinados por el régimen de los ayatolás por el hecho de amar o mantener relaciones con personas de su mismo sexo.

Con su juvenil rostro, y su pelo cubierto con un velo, Atena Faraghdani no es ninguna niña. Pero, sobre todo, no es la niña de Rajoy. Para el presidente del Gobierno su libertad y sus derechos son algo secundario ante los posibles negocios de unas cuantas grandes empresas españolas. 

Y tampoco es la niña de Pablo Iglesias, que prefiere seguir cobrando del régimen iraní por hacer el programa Fort Apache en Hispan TV. Ni tan siquiera es la de un Alberto Garzón que pacta con Podemos o un Pedro Sánchez cuyo partido nunca ha destacado por criticar a Teherán. Atena Faraghdani no es importante para ninguno de estos destacados políticos españoles. La libertad es algo secundario para todos ellos.

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