La guayaberas blancas
Durante los 30 años de guerra de independencia de Cuba contra el imperio español (entre 1868 y 1898), la guayabera era usada por los soldados cubanos de a caballo, convirtiendo a esta pieza de ropa en el símbolo independentistas de la isla.
Durante los 30 años de guerra de independencia de Cuba contra el imperio español (entre 1868 y 1898), la guayabera era usada por los soldados cubanos de a caballo, convirtiendo a esta pieza de ropa en el símbolo independentistas de la isla.
Durante los 30 años de guerra de independencia de Cuba contra el imperio español (entre 1868 y 1898), la guayabera era usada por los soldados cubanos de a caballo, convirtiendo a esta pieza de ropa en el símbolo independentistas de la isla.
En el 2012 la llamada «Cumbre de las Guayaberas» en Cartagena, sin la presencia formal de Cuba, adelantaba lo que hoy sería la relación de Obama con el resto del continente, y las guayaberas estuvieron presentes por Cuba en el marco de un simbolismo muy bien manejado por la diplomacia cubana.
Hoy la diplomacia cubana, aún para quienes no compartan su régimen de supervivencia ante el bloqueo norteamericano, es sin duda una de las diplomacias más activas, tanto para facilitar procesos de paz como el colombiano, como para la superación de sus propios conflictos, en este caso con el gobierno estadounidense, incluso en contravía de su propia trayectoria de lucha, pero con las guayaberas bien puestas.
La Paz en Colombia ha sido determinada por muchos actores, pasando por Chávez y el gobierno cubano, pero hoy, ante la incapacidad de mantener una política activa por parte del gobierno venezolano en el concierto internacional, Cuba, marca la pauta ante viejos conflictos en el continente, a través de las guayaberas blancas.
Pasa hoy a ser esta pieza de ropa, un emblema en sí misma de los esfuerzos de paz y de acción diplomática eficiente en el medio de un trópico caliente, movido por las más fuertes pasiones, que incluso construye el camino para que en «Macondo» se construya un sendero del cual «El Gabo», bien portado en guayabera blanca, estaría muy feliz.
