SEX-3PO

Dicen que en el 2050 el sexo con robots superará el sexo entre humanos. Me niego a creérmelo. A pesar de mi opinión tendencialmente negativa hacia nuestra especie, a la que considero precisamente robotizada -entre otras muchas cosas-, me niego a pensar que el alejamiento de nuestra esencia será de tal magnitud dentro de 35 años.

Dicen que en el 2050 el sexo con robots superará el sexo entre humanos. Me niego a creérmelo. A pesar de mi opinión tendencialmente negativa hacia nuestra especie, a la que considero precisamente robotizada -entre otras muchas cosas-,  me niego a pensar que el alejamiento de nuestra esencia será de tal magnitud dentro de 35 años. Que la gente haya sustituido el bar o la tienda o la calle por el Tinder es una cosa, pero que prefiramos tocar una carcasa sin vísceras a tocar una piel, otra muy distinta.

Esta fatídica (bajo mi punto de vista) afirmación es de un investigador británico que asegura que el sexo con robots empezará con el auge del sexo en 3D y evolucionará gradualmente hasta superar al de toda la vida, el de tocarse y conectar con otros de forma natural y esas cosas que hacemos desde que el hombre es hombre y que la mujer es mujer. Pero aunque me niegue a creérmelo, todos sabemos que puede haber algo de cierto en semejante vaticinio, porque muchos, abducidos por nuestras pantallas, ya hemos dejado de mirarnos y de hablarnos, y el sexo no es más que la forma de hablar que tienen los cuerpos.

Dicho esto, si el futuro implica también la pérdida de ese lenguaje, yo ya no sé si quiero futuro. Solo lo aceptaría si, además de copular con robots, tuviéramos la capacidad de copular con las almas, o en todo caso, si tuviéramos el poder de movernos adelante y atrás en el tiempo y elegir habitar el pasado remoto, el pasado pasado, o el presente futuro. Entonces vale. Sino yo me hago robot.