Así judíos como cristianos
Cada vez que un integrista islámico asesina a un judío o a un cristiano en Siria, Irak, Yemen o Israel, amenaza a todos y cada uno de los judíos y cristianos del mundo (sean creyentes o no). Oriente Medio no es un lugar tan lejano como algunos quieren creer.
Cada vez que un integrista islámico asesina a un judío o a un cristiano en Siria, Irak, Yemen o Israel, amenaza a todos y cada uno de los judíos y cristianos del mundo (sean creyentes o no). Oriente Medio no es un lugar tan lejano como algunos quieren creer.
No es casualidad que muchas veces haya organizaciones judías, o individuos de dicha religión a título particular, en la vanguardia de la lucha contra la discriminación o la persecución de otros grupos humanos. Además de su experiencia histórica hay un motivo práctico. Un buen amigo hebreo me lo explicaba hace algunos años: “Cuando en un lugar se persigue a los miembros de alguna minoría se abre un camino en el que, al final, se nos persigue a nosotros”. Y eso es lo que está ocurriendo, una vez más, en Oriente Medio.
Fuera de Israel, la vida de los hebreos en esa región del mundo no ha sido fácil durante los tres últimos cuartos de siglo, pero siempre es susceptible de empeorar. Y está ocurriendo en Yemen, donde hay una muy antigua comunidad judía. De ahí procede, por ejemplo, la famosa cantante israelí Noa. Los rebeldes houties, chiíes apoyados por el Irán de los Ayatolás y aliados de Al Assad en la guerra civil siria, han amenazado con asesinar a todos los hebreos del país para que se conviertan al islam o se vayan al extranjero. Si no hacen nada de eso “se van a arrepentir”, advierten.
En definitiva, anuncian para los judíos de Yemen el mismo genocida trato que reciben los cristianos que tienen la desgracia de caer en las garras de los integristas suníes del Estado Islámico en Siria e Irak.
Aunque enfrentados entre sí, los integristas islámicos chiíes y suníes comparten un objetivo: un Oriente Medio sin musulmanes. Quieren hacer de esa parte del planeta una región “judenrein” (por utilizar la terminología nazi) y “christenrein”. Eso pasa por la eliminación física de los cristianos y judíos de los países árabes y por la destrucción de Israel. El odio a la tradición judeo-cristiana, y a todo aquel que no se someta a su visión del islam, está por encima de todo.
A largo de plazo, los planes de los integristas de una y otra rama musulmana va más allá de la eliminación de los cristianos y los judíos de Oriente Medio. Su objetivo último, lejano en el tiempo pero real, es el sometimiento de toda el planeta al islam. En su mundo ideal tampoco hay lugar para nosotros en Madrid, París, Buenos Aires o Nueva York.
Cada vez que un integrista islámico asesina a un judío o a un cristiano en Siria, Irak, Yemen o Israel, amenaza a todos y cada uno de los judíos y cristianos del mundo (sean creyentes o no). Oriente Medio no es un lugar tan lejano como algunos quieren creer.