Rehabilitación
Supongo que, además de las asignaturas «técnicas» -degollar con soltura, ametrallar, poner bombas, acuchillar- han tenido una cierta «educación para la ciudadanía», con distintos temas en los que han profundizado: el odio, la inmisericordia, el desprecio rabioso a los demás.
Supongo que, además de las asignaturas «técnicas» -degollar con soltura, ametrallar, poner bombas, acuchillar- han tenido una cierta «educación para la ciudadanía», con distintos temas en los que han profundizado: el odio, la inmisericordia, el desprecio rabioso a los demás.
Cuando se van, porque se van. Cuando vuelven, porque vuelven. Estos chicos tan majos con vocación de matar al prójimo han trabajado seriamente para aprender a matar mejor.
Supongo que, además de las asignaturas «técnicas» -degollar con soltura, ametrallar, poner bombas, acuchillar- han tenido una cierta «educación para la ciudadanía», con distintos temas en los que han profundizado: el odio, la inmisericordia, el desprecio rabioso a los demás.
Y ahora vuelven, porque Rusia les bombardea y como en casa no se está en ningún sitio. Cuando uno de estos pájaros toque el timbre, le abran la puerta y diga «hola, papá, vengo a quedarme; me ducho y ceno con vosotros», a su padre le aterrorizará ver que lleva una mochila, porque pensará: «¿qué traerá este chico ahí dentro? A primera vista no parecen regalos para su madre».
5.000 que vuelven. La UE, preocupada. Cada uno de los ciudadanos de la UE, preocupados. Porque, con el curriculum de estos chicos, será difícil que se coloquen en la charcutería de al lado de casa. Y les puede apetecer ejercer su profesión en los barrios vecinos para poder ir por la noche a dormir en su cama.
Programas de rehabilitación. Dificilísimo, por lo del odio. Porque las asignaturas «no técnicas» se meten en el alma y, ahí dentro, es más problemático el arreglo de lo que se ha estropeado con tanto esfuerzo.
Por eso, cuando veo gente que siembra odio, empezando por eso de la «crispación» de la que tanto se habla ahora, pienso que en los programas de rehabilitación de los yihadistas habría que incluirles a ellos también, para que no sigan jugando con fuego, que de eso, en esta España nuestra, sabemos mucho.
Por desgracia.