Felimina, yo paso
Felimina cual heroína de comic saca a relucir ante las cámaras esas arrugas que describen un rostro amable. El típico de gente con la que da gusto hablar y compartir. 100 años recién cumplidos tiene la muchacha. El periodista que la descubre le dice que se coloque tras ese burro lleno de ropa, el de la tintorería en el que trabaja desde hace 40 años.
Felimina cual heroína de comic saca a relucir ante las cámaras esas arrugas que describen un rostro amable. El típico de gente con la que da gusto hablar y compartir. 100 años recién cumplidos tiene la muchacha. El periodista que la descubre le dice que se coloque tras ese burro lleno de ropa, el de la tintorería en el que trabaja desde hace 40 años.
Felimina cual heroína de comic saca a relucir ante las cámaras esas arrugas que describen un rostro amable. El típico de gente con la que da gusto hablar y compartir. 100 años recién cumplidos tiene la muchacha. El periodista que la descubre le dice que se coloque tras ese burro lleno de ropa, el de la tintorería en el que trabaja desde hace 40 años.
El baile de cifras de Felimina es abrumador. De ese siglo cumplido solo ha pasado sus primeros 15 años sin trabajar. Que eso de parar de trabajar a los 65 no puede ser, que mínimo hasta los 75 o como hace ella. 11 horas diarias de lunes a sábado. Ese, dice, es el secreto de su salud. ¡Madre, Felimina, no me diga eso!
Como le oigan los de los sindicatos le llenan el negocio de inspectores. Menos mal que está usted en Búfalo y por aquí todavía nos cuesta colocarlo en el mapa como a ustedes colocar España debajo de El Salvador: «Hablo con la gente todos los días. Me levanto y digo, tengo que ir a trabajar» dice.
Yo, que llevo planificando mi jubilación desde el primer día en el que me puse a trabajar, asisto atónito al discurso de Felimina como al del mismo Carlos Slim, segunda fortuna del mundo, o al del primer ministro sueco. Que no hay pasta para la pensión, que el sistema en el que confiamos y hemos pagado tiene agujeros y ya está. ¿Ya está? ¿Que todos seamos como Felimina?
Dice el cachondo del sueco que el sistema de pensiones “no se basa en la magia. Si la gente cree que podemos vivir más y acortar nuestra vida laboral entonces las pensiones tendrán que reducirse o eliminarse”. Magia es la palabra que me han vendido una y otra vez como un mantra mientras de mi nómina sale el dinero para un sistema de pensiones al que no voy a llegar por lo que dicen.
Felimina: pago mis impuestos, trabajo gracias a Dios, como, vivo, siento y cumplo aniversarios. Me gustaría pensar que mis años finales se merecen un cierto tipo de recompensa en forma de ahorro y todavía no comprendo por qué eso no podrá ser.
Aun así no me veo currando hasta los 75 o más. Prefiero cultivar un huerto. Felimina, no me engañes. Yo, por mi parte, paso.