THE OBJECTIVE
Javier Quero

A votar, rebaño

Lo siento. No puedo evitarlo. Siempre que veo la imagen del rebaño trashumante lo relaciono con una convocatoria electoral. Cierto que unos van a pastar y otros, a pactar. Verdad que en ambos casos alguien se llevará la lana e incluso algunos acabarán trasquilados. Pero no son esas las similitudes que se me antojan. El mayor parecido entre la manada ovina y el electorado es el de la multitud pastoreada y su destino: ser ordeñados.

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A votar, rebaño

Lo siento. No puedo evitarlo. Siempre que veo la imagen del rebaño trashumante lo relaciono con una convocatoria electoral. Cierto que unos van a pastar y otros, a pactar. Verdad que en ambos casos alguien se llevará la lana e incluso algunos acabarán trasquilados. Pero no son esas las similitudes que se me antojan. El mayor parecido entre la manada ovina y el electorado es el de la multitud pastoreada y su destino: ser ordeñados.

Lo siento. No puedo evitarlo. Siempre que veo la imagen del rebaño trashumante lo relaciono con una convocatoria electoral. Cierto que unos van a pastar y otros, a pactar. Verdad que en ambos casos alguien se llevará la lana e incluso algunos acabarán trasquilados. Pero no son esas las similitudes que se me antojan. El mayor parecido entre la manada ovina y el electorado es el de la multitud pastoreada y su destino: ser ordeñados.

La campaña oficiosa ha empezado, fiel a la tradición ibérica, pero con una notable novedad: los rabadanes se han multiplicado con el consiguiente riesgo de cumplirse el funesto destino que el adagio popular prevé para las ovejas cuando se produce a una reunión de pastores.

El lobo es en realidad el protagonista de esta fiesta de la democracia, eufemismo cursi con que se adorna el sencillo acto de introducir un papel por la ranura de una caja de plástico. El lobo es la crisis feroz que nos atemoriza a golpe de dentellada donde más duele, que siempre es en el bolsillo. Rajoy asegura haberlo domesticado. Por el contrario, Pedro Sánchez afirma que Rajoy ha alimentado su voracidad. Albert Rivera se erige como Caperucita, abuelita y cazador, tres en uno, todo a la vez. Y luego está Pablo Iglesias vendiendo la piel del lobo antes de cazarlo.

Qué se ha hecho y que se hará con el lobo. Eso es lo que le interesa al rebaño, que bala quejoso e incrédulo por tantas veces que le han prometido cosas que nunca llegan, como en el cuento del lobo. Eso es lo que nos quita el sueño por mucho que intentemos conciliarlo contando corderitos, o electores, que para el caso lo mismo da.

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