Doña Perfecta
Algunos le vimos de primeras ese romanticismo de los fotógrafos míticos, cazando el momento y apretando el obturador (que ya ni eso) pero en nuestro fuero interno sabemos que es un poco más de vamos a contar mentiras, tralalá.
Algunos le vimos de primeras ese romanticismo de los fotógrafos míticos, cazando el momento y apretando el obturador (que ya ni eso) pero en nuestro fuero interno sabemos que es un poco más de vamos a contar mentiras, tralalá.
Habrá quien la vida del Insta les parece fresca y viva;“está pasando, lo estás viendo, haces foto y zas ya está en Instagram”. Algunos le vimos de primeras ese romanticismo de los fotógrafos míticos, cazando el momento y apretando el obturador (que ya ni eso) pero en nuestro fuero interno sabemos que es un poco más de “vamos a contar mentiras, tralalá.”
No hace falta que nos lo desvele la preciosa y rubicuanda Essena, que para hacer la foto perfecta hacía hasta 100 (que ya es tirar) y que llega a ayunar, vaya a ser que se le viera un gramo de más en su vientre perfecto de 18 years old. No es envidia por el palmito porque hace ya lustros que el refrán de las ancestras “para presumir hay que sufrir” lo eché al fondo del incinerador. Si sufres no hay belleza que valga, ni belleza ni followers, ni likes, ni los beneficios de tu cuenta cuentan.
Essena se dió cuenta de que en su cuenta vivía una farsa. Desde la tetera matutina en impoluta ropa interior sin legaña ni arrugas con que nos daba los buenos días hasta el vestido de firma que se ponía para despedir su fabuloso y sin mácula foto matón diario.
Un día vio la luz y borró unos cuantos miles de fotos,(todas no, tonta no es) Y reescribió algunos post acordándose de la diseñadora de tal bolso o la marca del suavizante que usa para su despampanante melena.
Yo siempre me acuerdo de Lou Reed explicando como una vez iba en un taxi y oyó la voz de Dios que le dijo; “deja de drogarte Lou”. Y lo hizo, empezó un carrerón junto a Laurie Anderson y hasta hizo conciertos para el público canino.