El terror, camino hacia la sumisión

“La religión del amor” es la definición elegida que escucharan entre aquellos de nuestros paisanos occidentales que dicen abanderar la frontera en la lucha por los derechos humanos, las libertades y el apoyo a las minorías. Se dicen “progresistas” son hijos de totalitarios del siglo XX y los reconocerán porque son prolijos en repartir carnets de fascistas a quienes discrepan del discurso social que lograron imponer. Lo que nuestros progresos desconocen es el significado de la palabra islam; SUMISIÓN, o Fascismo en árabe.

Todos se declaran anti Israel y defensores del Islam, pretenden la expropiación de la catedral de Córdoba, el fin del cristianismo y la recuperación de un falsamente idílico “Al Andalus” novelado por ingleses donde el mayor mercado de esclavos cristianos de la Europa medieval era Córdoba. Desengáñense, fue una época de terror.

Hoy Europa representa el paraíso de las libertades y los derechos sociales. Unos beneficios que no nacieron por generación espontánea, envidiados por todo el orbe  y que las naciones árabes están a años luz de alcanzar. La mejor prueba de lo que digo es que los refugiados sirios no intentan ir a ninguna de las ricas monarquías del golfo, vacias de población y repletas de ferraris y petrodólares. Ansían las libertades civiles que logramos en Europa, donde llegan por miles.

Esos logros no fueron gratuitos, costaron millones de vidas, verdaderas fortunas y siglos de luchas. España tardo 7 siglos en liberarse de la sumisión del islam, y desangro su prospera economía enterrando el oro de américa en la defensa de la cristiandad en Europa y ante el turco, durante más de 300 años, quien llego a estar a las puertas de Viena. Los conflictos del Kosovo son los coletazos de una reconquista que España pudo culminar y ellos no.

La superada sumisión al terrible socialismo de Hitler y Lenin dieron paso a las imperfectas democracias “socialdemócratas”, cuyo sistema de protección social y derechos civiles no conocen de credos ni de religiones, sino solo de derechos humanos, esos que las naciones árabes se negaron a suscribir en la carta de la ONU, sustituidos por la islámica declaración de los derechos humanos de “El Cairo”, donde ante cualquier dudosa interpretación se aclara, “prevalecerá la sharia”. La sharia es la ley del islam, y su esencia la sumisión.

Europa jamás podrá convivir con semejante contradicción, y mientras pretendamos su integración el coste de ese inútil esfuerzo se pagara en vidas.