Si ellos son malos nosotros seremos peores
Lo veíamos venir, incluso humildes analistas como una servidora de ustedes nos hemos pasado años alertando y, los últimos meses, avisando desde el miedo. Ese miedo ante una amenaza real y despiadada que busca nuestro exterminio al que, los espíritus puros, denominan “Islamofobia”. Sentimiento merecedor de castigo, reprochable, deleznable, repulsivo, punible y que, sencillamente, está “prohibido” experimentar, por más que no se materialice en actos concretos más allá de atemorizados comentarios advirtiendo de que estamos en peligro, de que queremos legar a nuestros hijos y a nuestros nietos la Europa que construyeron con sangre nuestros tatarabuelos. Con sangre. Voluntad, trabajo, esfuerzos y muchas fatigas.
Lo veíamos venir, incluso humildes analistas como una servidora de ustedes nos hemos pasado años alertando y, los últimos meses, avisando desde el miedo. Ese miedo ante una amenaza real y despiadada que busca nuestro exterminio al que, los espíritus puros, denominan “Islamofobia”. Sentimiento merecedor de castigo, reprochable, deleznable, repulsivo, punible y que, sencillamente, está “prohibido” experimentar, por más que no se materialice en actos concretos más allá de atemorizados comentarios advirtiendo de que estamos en peligro, de que queremos legar a nuestros hijos y a nuestros nietos la Europa que construyeron con sangre nuestros tatarabuelos. Con sangre. Voluntad, trabajo, esfuerzos y muchas fatigas.
Lo veíamos venir, incluso humildes analistas como una servidora de ustedes nos hemos pasado años alertando y, los últimos meses, avisando desde el miedo. Ese miedo ante una amenaza real y despiadada que busca nuestro exterminio al que, los espíritus puros, denominan “Islamofobia”. Sentimiento merecedor de castigo, reprochable, deleznable, repulsivo, punible y que, sencillamente, está “prohibido” experimentar, por más que no se materialice en actos concretos más allá de atemorizados comentarios advirtiendo de que estamos en peligro, de que queremos legar a nuestros hijos y a nuestros nietos la Europa que construyeron con sangre nuestros tatarabuelos. Con sangre. Voluntad, trabajo, esfuerzos y muchas fatigas.
Algunos hemos hablado y opinado. Desde el miedo a las represalias de nuestros propios políticos, porque, para ellos, desde sus despachos enmoquetados y sus servicios de seguridad, la realidad es dulce y amable, muy distinta a la del ciudadano común. Si los europeos (con excepción de los onegetistas que comen de ayudar al inmigrante y los antisistema marginales que, como su nombre indica, odian este sistema pero no tienen cojones para largarse a Zambia en busca de otro distinto) estamos agobiados y viéndolas venir es que somos “xenófobos” “islamófobos” e insolidarios. La verdad es que, tras la masacre de París, puede que todos estemos dispuestos a superar complejos y a tratar de recuperar la libertad de expresión y de opinión. Y el miedo a pensar y a vocalizar nuestros pensamientos y sentimientos. Porque creo que nos asiste el derecho a criticar abiertamente el sombrío desbarajuste que ha sido la política europea, con excepción de la de los realistas europeos del Este que bastante sufrieron con la dictadura comunista como para estar dispuestos a arrodillarse ahora ante las exigencias de unos invasores.
Si nosotros, la gente sencilla de la España que madruga, somos capaces de “darnos cuenta” pregunto ¿En qué clase de mundo irreal han estado viviendo nuestros gobernantes? ¿En qué limbo de mierda almibarada han venido chapoteando los mamarrachos que han regido nuestros destinos? Si yo, una indefensa abuela y como yo miles, hemos percibido la amenaza que se cernía en nuestros horizontes ¿Cómo esos inútiles bien pagados seguían sin detener de forma radical la radicalización en Europa?. En Túnez, tras la atentado del museo y en veinticuatro horas el gobierno clausuró todas las mezquitas y centros salafistas y detuvo a un buen puñado de extremistas. Ya decía la sabiduría milenaria “moro entiende a moro”. ¿Cómo no se han dado cuenta en las cancillerías europeas de que esta oleada migratoria es un plan perfectamente trazado y alentado desde Turquía más otros detrás empujando? ¿Por qué desoyeron en esas mismas cancillerías el clamor ciudadano que rogaba una intervención fulminante en el califato de hijoputas para salvar las vidas de inocentes? ¿Cuánta sangre de cristianos y yazidíes mancha las manos de Europa? Y tuvo que llegar Putin “a la tremenda” para que se removieran las conciencias. Y se despertaran las envidias más feroces, no hemos sido capaces de hacerlo nosotros, pero nos enfurece que otro lo haga. Otro y otros. Como los kurdos peshmerga, hombres y mujeres ejemplares que no han escapado hacia la blanda Europa sino que se han quedado en su tierra luchando como fieras contra el Estado Islámico. ¿Y cómo se lo agradece Europa? Pues baboseando con ese despreciable y retorcido Erdogán que odia al pueblo kurdo y lo ha perseguido, acosado y atacado. ¿Por qué no se han prohibido los vuelos a Turquía que es la vía de acceso para todos los pirados criminales que se han unido al ISIS? Y más aún. ¿Por qué no se permite a esa escoria partir libremente a su yihad, previa pérdida de la nacionalidad, tomas de huellas y ADN y alerta expresa a policías y aeropuertos para que jamás puedan acceder a Europa? Que se vayan. Ellos y sus familias. Se les pagan los billetes y hasta los taxis.
Lo que es repulsivo y repugna a la conciencia es que se haya venido hablando libremente, casi con resignación de “los retornados” y más injustamente de los “lobos solitarios” cuando lobos no son, el lobo es valiente, es bello, muchos amamos a los lobos, esos desperdicios humanos, locos de tanto tomar la anfetamina Captagón serán “hienas solitarias” hediondas y carroñeras. Hollande dijo ayer “Sabemos quienes son y de donde vienen” ¿Y por qué no se les ha impedido regresar? ¿Y los “refugiados”? El refugio es una situación temporal mientras dure el conflicto, luego deben volver a levantar sus países. ¿Y los miles de tíos en edad de luchar, que llegan solos y vendiendo salud? ¿Y la cobardía de nuestros gobiernos y de la ONU que no han sido capaces de imponer a los cincuenta y cuatro estados de religión Islámica existentes el absorber a sus correligionarios y ofrecerles asilo? Estamos gobernados por timoratos que dictan leyes represivas para impedir que el pueblo de queje. Yo propondría medidas concretas. Repatriaciones inmediatas. Pérdida de cualquier nacionalidad europea ante cualquier hecho relacionado con el terrorismo y expulsión de Europa. Frontera blindada con Turquía. Regreso a Turquía de quienes lleguen procedentes de ese país y acomodo en alguno de los cincuenta y cuatro países árabes. Mandato expreso de la ONU para que esos países árabes reciban a todos los inmigrantes correligionarios de Europa bajo advertencia de, caso de negativa, ser excluidos del alto Organismo. Y directrices a la población, a todos, para que seamos uno con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, todos nuestros ojos y oídos a su disposición para denunciar cualquier comportamiento o hecho sospechoso.
Sabemos que volverán a atacar ya que han regresado para hacerlo. Pero que sepan que serán abatidos y sus familias enteras repatriadas a sus países de origen. Que sepan que les estaremos observando en cada momento, que les será difícil pasar desapercibidos, buscaremos, indagaremos, transmitiremos nuestras sospechas, les acosaremos. ¿Cuántos millones de europeos somos? Pues esos millones de policías antiterroristas también son. Por nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros biznietos, por la sagrada memoria de nuestros ancestros que construyeron Occidente. La vida nos va en ello. Porque si ellos son malos nosotros vamos a ser peores.