THE OBJECTIVE
Victor Riverola

Guerras hipócritas, ataques cobardes, verdades que duelen

Tras los lamentables sucesos acontecidos en Paris la noche del pasado 13 de noviembre, los medios de comunicación, en especial televisiones y algunos periódicos de gran difusión se han lanzado a opinar, a investigar y a lanzar conclusiones sobre una realidad que nos amenaza desde hace años, ignorando los orígenes del problema.

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Guerras hipócritas, ataques cobardes, verdades que duelen

Tras los lamentables sucesos acontecidos en Paris la noche del pasado 13 de noviembre, los medios de comunicación, en especial televisiones y algunos periódicos de gran difusión se han lanzado a opinar, a investigar y a lanzar conclusiones sobre una realidad que nos amenaza desde hace años, ignorando los orígenes del problema.

Dejarse llevar por los comentarios de ciertos “profesionales” de la comunicación que hablan sin conocimiento de causa no solo ayuda a crear una mayor incertidumbre sino que genere un odio irracional que no debería existir. Hablamos de terroristas que hace treinta años, durante la guerra en Afganistán, eran aliados de occidente. Hablamos de un negocio que mueve miles de millones de dólares al año, hablamos de petróleo y de poder, de posicionamiento geoestratégico y sobretodo, hablamos de algo que no nace por casualidad. El ISIS nació tras las ocupaciones de Irak, (las famosas guerras preventivas, donde se llegaron a buscar armas de destrucción masiva que todavía no han sido encontradas). Cuando los EEUU reorganizaron las fuerzas armadas iraquíes, se abrió la caja de los truenos y los conflictos en Siria abonaron su desarrollo, llegando la onda expansiva hasta países como Turquía y Arabia Saudí, aliados de Occidente, que también colaboraron para que el ISIS pudiera recibir fondos para financiarse. No es ningún secreto que Erdogán (Turquía) facilita el tránsito de camiones que cruzan su frontera cargados de petróleo procedente de Siria, (de los campos sirios controlados por el ISIS).

Cuando un cable de AFP reportó la detención en Pakistán, de un comandante del Estado Islámico llamado Yusuf Al Salafi, junto a dos colaboradores en Lahore, lo que diría este personaje sería silenciado por los medios de comunicación: el ISIS se financia gracias al negocio que genera el petroleo y la venta de armas, vía occidente. El portal pakistaní The Express Tribune reseña que Al Salafi confesó que le pagaban 600 dólares por cada joven reclutado para ir a combatir a Siria, y que parte de ese dinero llegaba vía Estados Unidos.  Al Salafi es sirio-pakistaní, y llegó a Lahore vía Turquía para montar una célula de la organización terrorista en Pakistán, donde medios locales señalan que cada vez son más visibles las pintadas callejeras y banderas del ISIS en Lahore y Multan. Y ahora occidente solo piensa en seguir bombardeando.

Llegados a este punto ¿a quien debemos creer y que debemos creer?.

 

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