THE OBJECTIVE
Gemma Bargues

Lo que tienes entre tus piernas

Hagamos una comparativa, así rápida. Una mujer se queda embarazada en España: Nace su hijo y, tres semanas después, recibe una llamada de su jefe para comunicarle que una vez finalice su baja por maternidad (16 semanas por ley), está despedida. Pongamos que esa misma mujer da a luz en Islandia: 9 meses le corresponden de baja laboral; 3 exclusivos para la madre, 3 exclusivos para el padre y 3 que la pareja puede dividirse como prefiera. Pues aquí está, al parecer, la clave de la profunda brecha de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres: en las políticas de corresponsabilidad laboral.

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Lo que tienes entre tus piernas

Hagamos una comparativa, así rápida. Una mujer se queda embarazada en España: Nace su hijo y, tres semanas después, recibe una llamada de su jefe para comunicarle que una vez finalice su baja por maternidad (16 semanas por ley), está despedida. Pongamos que esa misma mujer da a luz en Islandia: 9 meses le corresponden de baja laboral; 3 exclusivos para la madre, 3 exclusivos para el padre y 3 que la pareja puede dividirse como prefiera. Pues aquí está, al parecer, la clave de la profunda brecha de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres: en las políticas de corresponsabilidad laboral.

A este ritmo, el siguiente dato aportado por el Foro Económico Mundial, casi ni me sorprende: 118 años más vamos a tener que esperar a que la ya utópica igualdad salarial sea una realidad y para que todas las mujeres se planten frente a los hombres de igual a igual, sin que lo que uno tiene entre las piernas decida sus condiciones laborales.

Pero sí me sorprende que, a pesar de que la igualdad salarial es hoy uno de los derechos fundamentales más amparados por la ley, la brecha sigue ahí, dilatándose y creando un hueco insalvable entre hombres y mujeres (y a su vez entre países) que hace que la mujer siga siendo vista, primero, como ‘madre-ama-esposa’ y, segundo, como profesional.

Hagamos un profundo ejercicio de reflexión y mira lo que tienes entre tus piernas; genéticamente, eso es todo lo que te ha condenado de por vida a que tu situación laboral sea mejor o peor. Históricamente, mira 118 años atrás para ver cuánto hemos avanzado y qué hay de real en todas las leyes y normas escritas en pro de la igualdad y la defensa de los derechos de la mujer. Pues ni la genética ni la historia me consuelan, la verdad. Todo es papel, porque mientras la sesera del machismo no cambie, el talento seguirá teniendo género masculino.

Los hombres son más racionales y las mujeres más emocionales. Vale, y a las plantas les va bien que les canten, a las niñas les gusta el rosa y a los gatos les asustan los pepinos. De burdos argumentos está lleno el mundo, por lo que lo tenemos difícil chicas, si hasta el 2133 no veremos la luz al final del túnel, un túnel diseñado por y para hombres.

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