Como corderos
Como corderos. Así nos comportamos los seres humanos en masa para morder todos los anzuelos posibles que nos lanzan desde las grandes corporaciones comerciales. Acudimos sin ningún criterio a la llamada y además lo celebramos con regocijo, como si el motivo por el que nos invitan a “su fiesta” nos dejara algo bueno después de la borrachera de consumismo exacerbado y compulsivo.
Como corderos. Así nos comportamos los seres humanos en masa para morder todos los anzuelos posibles que nos lanzan desde las grandes corporaciones comerciales. Acudimos sin ningún criterio a la llamada y además lo celebramos con regocijo, como si el motivo por el que nos invitan a “su fiesta” nos dejara algo bueno después de la borrachera de consumismo exacerbado y compulsivo.
Son las grandes firmas comerciales, las grandes marcas, y más recientemente los lugares de venta en internet como Amazon o Alibaba quienes obtienen más y más beneficios debido a su poderosa capacidad de convocatoria e inoculación del virus consumista.
Y en base a esto se inventan días (o semanas) en las que “tiran la casa por la ventana” haciendo unas supuestas rebajas que son la zanahoria por la que dejamos temblando la tarjeta de crédito sin ningún tipo de control. Porque señores, son ellos, y desde una estratégica y agresiva campaña de marketing los, insisto, beneficiados de una manera obscena de nuestra adicción. Son los grandes “camellos” que suministran la endorfina del consumo.
Y como ejemplo el “día del soltero”. El Día del Soltero se celebra en China cada 11 de noviembre, y aunque nació como una especie de contestación a la celebración del San Valentín de febrero, fue transformado en 2009 por Alibaba -y luego por otras marcas de la competencia- en una fecha de grandes descuentos y regalos en las compras a través de internet, y éste último celebrado les ha reportado nada menos que la cifra récord de 13.320 millones de euros.
Y la coña de toda esta mierda es que lo único que promueve es el sostenimiento de lo insostenible, a saber, la deslocalización del trabajo en países del tercer mundo en le que las condiciones laborales son esclavistas en la mayor parte de los casos, el establecimiento de unos salarios que son las migajas de las migajas de occidente, la inconsciencia y abuso del usar y tirar, la obsolescencia programada de los productos “baratos” que compramos, la utilización de recursos energéticos sin ningún tipo de criterio ecológico ni sostenible…
Como corderos. Y hay pocas probabilidades de encontrar un buen pastor.