El correo imperial
Los emails de la ex-secretaria de Estado, Hillary Clinton, siguen dando que hablar y ahora salpican incluso a la política española, algo que no es nuevo ni mucho menos. Desde que se publicasen gran cantidad de documentos del servicio de exteriores de EEUU de los años 60 y 70, la historia reciente de nuestro país adquiere nuevas dimensiones. El correo imperial nos cuenta una historia de la Transición bastante diferente a la que nos han contado durante bastantes años, aunque varios autores ya venían advirtiéndolo desde hace tiempo.
Los emails de la ex-secretaria de Estado, Hillary Clinton, siguen dando que hablar y ahora salpican incluso a la política española, algo que no es nuevo ni mucho menos. Desde que se publicasen gran cantidad de documentos del servicio de exteriores de EEUU de los años 60 y 70, la historia reciente de nuestro país adquiere nuevas dimensiones. El correo imperial nos cuenta una historia de la Transición bastante diferente a la que nos han contado durante bastantes años, aunque varios autores ya venían advirtiéndolo desde hace tiempo.
Si en aquella ocasión, toda la llamada transición democrática fue teledirigida desde Washington y Bonn, ahora comprobamos que hasta los nombramientos de ministros están más o menos controlados por el amigo americano. La ex-ministra Ana de Palacio, buena amiga de Madelaine Albright, recomendó a Margallo como titular de Exteriores, y ésta a su vez, lo recomendó a Clinton, poniéndolo en valor frente a la anterior ocupante del puesto, Trinidad Jiménez, más popularmente conocida como Ministrini.
Esto no debería ser sorpresa para nadie, aunque siempre habrá quien lo esgrima como prueba de entreguismo al imperio por parte del gobierno de España, como si nuestro país no formase parte objetivamente del imperio norteamericano. España es un país geoestratégicamente muy importante para EEUU, como es de todo el mundo sabido, y es normal que intenten controlar en la medida de lo posible quién maneja sus intereses en Madrid.
La cultura popular nos dice que el imperio sabe hasta cuántas veces va al váter el presidente del gobierno, y aunque esto forma parte de la mitología de Hollywood, no quiere decir que los inquilinos de la Casa Blanca no sepan lo que se cuece en los mentideros de Madrid. No es casualidad que España sea uno de los países más americanizados del mundo, aunque también sea el más antiamericano. Lo que demuestra claramente que la hipocresía es moneda de cambio entre nuestros compatriotas. Lean, lean, el Correo Imperial.