El Jubileo, el Año del papa Francisco
El Año Santo que inauguró el papa Francisco, llamado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, supone la culminación del pontificado de Francisco. El Año Santo en la Iglesia católica es un llamamiento a todos los hombres para que renueven sus vidas mediante la conversión personal, que noten en sus vidas la caricia del perdón y la misericordia de Dios, mediante la confesión de los pecados y la penitencia.
El Año Santo que inauguró el papa Francisco, llamado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, supone la culminación del pontificado de Francisco. El Año Santo en la Iglesia católica es un llamamiento a todos los hombres para que renueven sus vidas mediante la conversión personal, que noten en sus vidas la caricia del perdón y la misericordia de Dios, mediante la confesión de los pecados y la penitencia.
El papa Francisco dice que “este Año Santo se nos ofrece para experimentar en nuestra vida el toque dulce y suave del perdón de Dios”. Y en este Jubileo, Dios hará lo que más le gusta: el perdón, añadió el Papa, la misericordia, tocar el “rostro de las Misericordia del Padre, que es Jesucristo.
Lo que a Dios más le agrada, dice Francisco, es “perdonar a sus hijos, tener misericordia de ellos, para que ellos puedan a su vez perdonar a los hermanos, resplandeciendo como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo”.
En el Año Santo pide la Iglesia peregrinar hacia la Puerta Santa abierta en todas las catedrales del mundo, porque el Pueblo de Dios se encuentra en continua peregrinación hacia la casa del Padre. Y a pesar de nuestros pecados, Dios Padre, por medio de su Hijo y Redentor y del Espíritu Santo, aparece como el padre de la parábola del Hijo Pródigo, quien al ver a su padre, se echó a sus pies y dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti…” Y el Padre, que no esperaba en el camino, lo abrazó, lo acarició, porque buscaba su arrepentimiento.
El papa Francisco ha hecho de la Misericordia la razón de ser de su pontificado. Su escudo papal reza: “Misereando atque eligendo”, eligiendo con misericordia.