Candidatas sin rostro
El pasado mes de febrero, Amena Bawazir sufrió una parada cardio-respiratoria en la Universidad King Saud donde estudiaba. Falleció, a pesar de que allí había médicos que la podrían haber salvado, pero fallaba algo: eran todos varones y las autoridades del campus impidieron su acceso. O entraban doctoras o, chica lo siento, pero tendrás que morir. Otra joven del mismo campus tuvo que parir totalmente sola porque solo había hombres. Ninguno la asistió en el parto, claro, las reglas son las reglas.
El pasado mes de febrero, Amena Bawazir sufrió una parada cardio-respiratoria en la Universidad King Saud donde estudiaba. Falleció, a pesar de que allí había médicos que la podrían haber salvado, pero fallaba algo: eran todos varones y las autoridades del campus impidieron su acceso. O entraban doctoras o, chica lo siento, pero tendrás que morir. Otra joven del mismo campus tuvo que parir totalmente sola porque solo había hombres. Ninguno la asistió en el parto, claro, las reglas son las reglas.
En Arabia Saudí, las mujeres tienen prohibido conducir, viven en un estricto sistema de segregación de sexos y dependen del permiso de su padre o marido para trabajar, viajar o abrir una cuenta corriente. Es su Guardián y con él han de estar en constante vigilancia -ellos lo llaman protección-. Tampoco pueden mezclarse con hombres en restaurantes, locales o en actos públicos; y por supuesto, antes muertas que dejarse tocar por un médico varón. Que se lo digan a Amena.
Sangre fría y mucho estómago hay que tener para permitir estas atrocidades y, al mismo tiempo, hacer que estas mujeres con niqab posen ante los medios echando la papeleta en una urna y decir: por primera vez en la historia del reino, las mujeres han podido votar y presentarse como candidatas en los comicios a los consejos locales. ¿Gracias? Ah, las candidatas no pueden mostrar su rostro ni ofrecer o presenciar discursos políticos en presencia de hombres.
Que no nos vendan la papeleta de que el mundo femenino ha dado un paso más hacia la igualdad de género y la libertad en sus derechos humanos. Porque Arabia Saudí no está acostumbrado a mezclarse y porque mientras la segregación total de sexos siga campando, ese paso adelante al que llaman “histórico” no será más que una gigantesca zancada hacia atrás, de las que sirven para coger más carrerilla.
Una pena que algunos gobiernos consideren que los derechos humanos son un lujo o un premio que solo puede disfrutarse en épocas menos conflictivas cuando, en realidad, deberían ser el parámetro de referencia principal para la toma de sus decisiones políticas. Que no nos vendan la papeleta.