El éxito del fracaso
El pueblo, que nunca se equivoca, ha decidido esta vez que a España no la gobierne ni Dios. El hartazgo nos ha conducido a la apuesta por el caos y la barahúnda política. Si antes precisábamos estabilidad, ahora necesitamos esta habilidad de pacto por el bien común. La alternativa a un Gobierno en minoría del PP es una asociación disociada de secesionistas en sucesión de sucesos. Falta saber si a este pueblo sabio, decidido a vivir al filo de lo imposible, le parecería bien un pacto para formar desgobierno del estilo PSOE – Podemos – ERC – DyL – PNV – BILDU – IU – CC – PEO – MEO – PIS – LIO – FEO – PUF – HEZ – FIN.
El pueblo, que nunca se equivoca, ha decidido esta vez que a España no la gobierne ni Dios. El hartazgo nos ha conducido a la apuesta por el caos y la barahúnda política. Si antes precisábamos estabilidad, ahora necesitamos esta habilidad de pacto por el bien común. La alternativa a un Gobierno en minoría del PP es una asociación disociada de secesionistas en sucesión de sucesos. Falta saber si a este pueblo sabio, decidido a vivir al filo de lo imposible, le parecería bien un pacto para formar desgobierno del estilo PSOE – Podemos – ERC – DyL – PNV – BILDU – IU – CC – PEO – MEO – PIS – LIO – FEO – PUF – HEZ – FIN.
La suma de las papeletas ha dado como resultado una gran papeleta: la dificultad de formar gobierno estable. Quienes han perdido las elecciones insisten en que el partido más votado ha perdido las elecciones. Se admite cualquier pirueta dialéctica para disimular que el PP es el único vencedor en votos y escaños, un millón y medio de electores y 33 diputados más que su inmediato perseguidor. Sin embargo, la conclusión general es que han triunfado los que han fracasado y viceversa. A los dos grandes partidos les ha dado la espalda casi un tercio de sus fieles y así, el «y tú más» ha dado paso al «y tú menos» como reproche de la pérdida de votos y devotos. Pero no es menos cierto que los emergentes no alcanzan el apoyo de las urnas recibido por las viejas siglas. Qué follón, que galimatías de alianzas probables, qué barullo de programas improbables.
En el PSOE, se multiplican las divisiones entre los que proponen el pacto a cualquier precio y los que ponen el precio a cualquier pacto. Podemos cree que va a poder con el poder y Rivera, ahora, se abstiene de abstenerse. ¿Y Rajoy? Rajoy ya se ve pertinente, o pretendiente, o penitente, o persistente, o presidente, o algo así.