Feliz Navidad, hermano extraterrestre
La Navidad es una época de reflexión en la que siempre queda fuera uno de los temas más trascendentales del ser humano: ¿estamos solos o hay vida más allá de la Tierra? No comprendo esta exclusión porque analizado desde determinada perspectiva la Biblia es un libro ufológico y si no me creen, he aquí algunas pruebas.
La Navidad es una época de reflexión en la que siempre queda fuera uno de los temas más trascendentales del ser humano: ¿estamos solos o hay vida más allá de la Tierra? No comprendo esta exclusión porque analizado desde determinada perspectiva la Biblia es un libro ufológico y si no me creen, he aquí algunas pruebas.
En Éxodo 33.7-9 leemos que cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para consultar a Yahveh, la columna de nube descendía y se situaba en la puerta. ¿Cómo es posible que una nube se desplace por el cielo conectada a los movimientos de un hombre? Está claro que no era condensación de vapor de agua sino otra cosa.
Una de las claves para comprender este libro es que en él se distinguen claramente dos entidades. Por un lado, Yahveh y por otro, los ángeles de Yahveh. Es decir, los mensajeros a los que Dios encarga que instruyan a los futuros israelitas y los conduzcan a través del desierto hasta la tierra prometida. Estos enviados le explican a Moisés hasta el más mínimo detalle sobre cómo construir la Tienda del Encuentro. Así le piden que elabore cuatro juegos de cubiertas: de lino, de pelo de cabra, de pieles de carnero teñidas de rojo y de tejones. Lo transcribo literal de Éxodo 26, donde también leemos que las tablas de madera de acacia deben estar rectas y medir diez codos de largo por codo y medio de ancho. Díganme qué dios en su sano juicio hace revelaciones con datos de construcción tan precisos y concretos. ¿No les mueve a pensar y hacerse preguntas?
Cuando las tablas y las cuatro capas del revestimiento se colocaron correctamente unas sobre las otras, el resultado fue un habitáculo tan oscuro como las salas de cine. Quizá la falta de luz propiciara que los ángeles de Yahveh dieran clases de astronomía, matemáticas y moral proyectando imágenes de universos lejanos y planetas poblados. ¿Con PowerPoint, documentales o películas?
Este es solo un ejemplo, pues la Biblia también nos habla de gigantes y de una época en la que los hijos de los dioses se mezclaron con las hijas de los hombres. Implícitamente, la existencia de vida extraterrestre ya ha sido corroborada por el director del Observatorio Astronómico del Vaticano, el padre Funes, con estas palabras: “Así como existe una multiplicidad de criaturas en la Tierra, pueden existir otros seres, hasta inteligentes, creados por Dios. Esto no contradice nuestra fe porque no podemos poner límites a la libertad creadora de Dios. ¿Por qué no podemos hablar de un hermano extraterrestre? Sería parte de la Creación. (…) Quizá los humanos somos las ovejas negras del universo”.
Y a esas ovejas negras habrían venido a instruir los ángeles de Yahveh porque ¿qué son los Diez Mandamientos sino un código de conducta? No matarás, no codiciarás… Es hasta un libro jurídico.
Además, no podemos seguir creyendo que el objeto móvil de Belén fuera una estrella. ¿No sería más lógico suponer que se trataba de algo similar a la columna de nube que, al mismo tiempo, nos lleva a pensar en una nave o un oni (objeto no identificado)?
¿Qué hacemos con todos estos datos? ¿Los ignoramos? Eso sería impropio de seres pensantes y racionales. Como exclamó el poeta, ¡cuánta sabiduría hemos perdido en el camino! Sin duda, aquellos hombres y mujeres que cruzaron el desierto en busca de un futuro mejor sabían que tenemos hermanos en otras galaxias muy, muy lejanas. No tenían dudas porque los viajeros de las estrellas conversaban con ellos cara a cara todos los días en la Tienda del Encuentro. Por lo tanto, feliz Navidad a todos los seres de la Creación.