Otro gallo cantaría
Vaya papeleta tiene Rajoy con las reuniones que va a mantener con los líderes de todos los otros partidos. Va a ser una reunión periódica de agua y aceite, de la que a duras penas se pueda sacar algo en limpio, porque las “negociaciones” que se abren dadas las posiciones de todas las partes poco tienen de limpieza en sí mismas.
Vaya papeleta tiene Rajoy con las reuniones que va a mantener con los líderes de todos los otros partidos. Va a ser una reunión periódica de agua y aceite, de la que a duras penas se pueda sacar algo en limpio, porque las “negociaciones” que se abren dadas las posiciones de todas las partes poco tienen de limpieza en sí mismas.
El acojone general les viene a a casi todos los partidos por el tirón de orejas con el que amenazan todos los depredadores de los sistemas financieros, tanto de Europa como los del IBEX, que ven peligrar su caja registradora si el resultado es un “Gobierno inestable”, o si la balanza resultante se inclina finalmente hacia la izquierda.
Pero volviendo a las “reuniones”, el trago de papá Rajoy en sus encuentros de nada de qué hablar con personas a las que nada tiene que ofrecer, y en las que la tensión subyacente es máxima, dado que no hay ninguna sintonía ni confluencia con personajes que por edad podrían ser sus hijos mayores, se me antoja como algo muy cómico o lamentable.
Es como una reunión a la que acuden dos divorciados para litigar sobre el reparto de sus bienes o la custodia de los hijos, con la mirada inquisitoria en el medio de un juez. En este caso las cámaras de televisión, los medios de comunicación ante los que hay que guardar las formas, en vez de tirarse de los pelos, que es lo que en realidad les pide el cuerpo.
Y es que no hay nada más difícil que asumir que alguien externo te venga a decir lo que tienes que hacer “en tu casa”, en este caso La Moncloa.
Porque lo que no asume nadie, es que “su casa” es la de todos los españoles. Esa casa que les prestamos temporalmente para que nos lleven a buen puerto, y nos arropen de las amenazas del invierno y las tormentas, cosa que hace tiempo ya han olvidado de hacer los gobiernos que hemos visto desfilar.
Algo de lo que no se habla desgraciadamente es de que si en este tiempo imprevisto que se ha generado, esta segunda oportunidad en la estrategia, Podemos y Unidad Popular consiguieran confluir en una nueva candidatura, otro gallo nos cantaría.