THE OBJECTIVE
Carlos D. Lacaci

No nos persigan más

Mientras la mayoría de los niños en Occidente han disfrutado de otra Navidad más, rodeados por el cariño de sus familias, muchos pequeños de Siria, Irak y otros países donde se persigue a las minorías de cristianos no han podido celebrar el nacimiento de Jesús con la normalidad que les hubiera gustado.

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No nos persigan más

Mientras la mayoría de los niños en Occidente han disfrutado de otra Navidad más, rodeados por el cariño de sus familias, muchos pequeños de Siria, Irak y otros países donde se persigue a las minorías de cristianos no han podido celebrar el nacimiento de Jesús con la normalidad que les hubiera gustado.

Sólo con repasar alguno de estos datos nos imaginamos la atrocidad y la verdadera dimensión de este drama humanitario:

Desde 2006 hasta ahora un total de 400.000 personas tuvieron que abandonar Irak. Después, desde que en 2013 comenzara también la persecución de las minorías cristianas en Siria, han muerto más de 10.000 niños y más de 5,5 millones están desplazados. Casi un millón de niños iraquíes sufre las consecuencias de la violencia de Estado Islámico. A muchos niños los secuestran para educarlos dentro del califato, y otros sufren abusos o son asesinados para vender sus órganos.

Los rostros angelicales que aparecen en esta fotografía pertenecen a dos mellizos iraquíes de tan solo dos años. Se encuentran en la parroquia evangélica de Oberhausen, que fue constituida como el primer centro de refugiados de Alemania en el pasado mes de noviembre.

Posan abrazados entre sí, se aferran a los ositos de peluche que llevan con ellos y, con las miradas bien despiertas, parecen reclamar la atención de quienes les observamos.

Estos niños, pese a su corta edad, ya han visto y vivido muy por encima de sus necesidades. A los dos años, cualquier niño, necesita ver y vivir todo menos odio, crueldad o persecución contra ellos. Los ojos de estos mellizos son también las miradas de millones de niños inocentes a quienes ni siquiera se les concede la oportunidad de ser felices el día de Navidad.

Apenas han aprendido a hablar, pero con sus inocentes rostros dicen alto y claro: Por favor, no nos persigan más, déjennos disfrutar la vida en paz. Ojalá así suceda para siempre.

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