La Reina Maga y el Año de la Mona
Vivo en Taiwán desde hace 5 años; pasé otros 2 en la China comunista. He viajado extensamente por Corea del Sur, Japón y el Sudeste Asiático. Nunca he visto por aquí a los Reyes Magos, que se supone que vienen de Oriente. En Tailandia, donde uno debe reencarnarse en hermafrodita al menos una vez antes de poder romper la rueda del Samsara, podría encajar lo de las “reinas magas” que se han sacado de la manga en el Ayuntamiento de Madrid, un lugar que cada día se parece más a un fumadero de opio lleno de burgueses disfrazados de proletarios de Alcampo.
Vivo en Taiwán desde hace 5 años; pasé otros 2 en la China comunista. He viajado extensamente por Corea del Sur, Japón y el Sudeste Asiático. Nunca he visto por aquí a los Reyes Magos, que se supone que vienen de Oriente. En Tailandia, donde uno debe reencarnarse en hermafrodita al menos una vez antes de poder romper la rueda del Samsara, podría encajar lo de las “reinas magas” que se han sacado de la manga en el Ayuntamiento de Madrid, un lugar que cada día se parece más a un fumadero de opio lleno de burgueses disfrazados de proletarios de Alcampo.
Desde hace tiempo compruebo cómo la basura ideológica se traslada paulatinamente de Occidente hasta Oriente, como si fuese una gigantesca balsa llena de mierda. Taiwán, que es una isla cada vez más progresista, aún no ha adoptado esta moda de transexualizar ciertas tradiciones, aunque todo se andará. Al fin y al cabo, se han llegado a vender tarjetas para el transporte público de Taipéi con la imagen de una actriz porno japonesa, aunque pronto fueron prohibidas.
Dentro de un mes entraremos en el Año del Mono, aunque es muy probable, que si se cumple este trasvase ideológico, dentro de 12 años celebremos el Año de la Mona y en los sobres rojos con dinero que se regala a los niños, aparezca la imagen de una monita con rímel, manicura y labios pintados de rojo-chorizo, más o menos con la misma facha que tienen las orangutanas sometidas a esclavitud sexual en Borneo.
Parece que no hay escapatoria. Con el tiempo, la celebración del Año Nuevo Chino también sucumbirá a esta oleada de progreso que se está produciendo en el seno de la Humanidad.
Pobres los que, como yo, tuvimos la desgracia de nacer en el Año del Pollo.