Mucho peor es la corrupción legal
El PP ha esquilmado Valencia. El PSOE ha esquilmado Andalucía. Los Pujol han esquilmado Cataluña. Y aún así, ahí siguen. No se ha hundido la plataforma continental. La corrupción ilegal, la perseguida por el código penal, es consustancial a toda sociedad política. Hay corrupción en todas partes y en todas las épocas.
El PP ha esquilmado Valencia. El PSOE ha esquilmado Andalucía. Los Pujol han esquilmado Cataluña. Y aún así, ahí siguen. No se ha hundido la plataforma continental. La corrupción ilegal, la perseguida por el código penal, es consustancial a toda sociedad política. Hay corrupción en todas partes y en todas las épocas.
Mucho, muchísimo peor, es la corrupción legal, la que no está perseguida por la ley. Es terriblemente más corrupto el hecho de que en el Congreso se sienten partidos que quieren destruir la soberanía representada en ese mismo órgano legislativo, que los tejemanejes del PP en Valencia o del PSOE en Andalucía. Es mucho más corrupto que muchos políticos crean que una nación política puede deshacerse a sí misma democráticamente, cuando la condición previa de esa democracia es la unidad sobre la que se asienta. Es mucho más corrupto creer que la “democracia” está por encima de la nación, como si “la democracia” flotase en el aire.
Es mucho más corrupto creer que existe una justicia universal, como lo cree el exjuez Garzón, cuando la justicia exige parámetros, y estos sólo tienen sentido dentro de un estado. Y a lo sumo, lo más parecido a una justicia universal en sentido positivo, sería la justicia ejercida dentro de los límites de un imperio que se declare universal.
Es mucho más corrupto Pablo Iglesias concediendo tácitamente la soberanía a la Comunidad Autónoma de Cataluña al exigir un referéndum de secesión, cuando, desde la doctrina de la soberanía, sólo el detentador de la misma puede decidir sobre lo que le afecta directamente. Y ese detentador es la nación española.
Roban, vale. Antes robaron otros, y otros robarán después. Pero esos robos son una minucia ante el gran desfalco que puede suponer para todos los españoles la secesión de uno o varios territorios. Muy bien, que los tribunales persigan a los chorizos, pero que también persigan a los chorizos sediciosos.