¿Quién les devuelve el tiempo? ¿Y la vida?
Desde hace tres años, la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan lleva adelante un proyecto valiente y pionero: investigar y registrar todos los casos de inocentes sentenciados por delitos graves. Lo llaman el Registro Nacional de Exoneraciones. Estos son los casos en que el sistema mismo encontró la falla y reparó su error. Faltan los errores no detectados. ¿Cuántos serán?
Desde hace tres años, la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan lleva adelante un proyecto valiente y pionero: investigar y registrar todos los casos de inocentes sentenciados por delitos graves. Lo llaman el Registro Nacional de Exoneraciones. Estos son los casos en que el sistema mismo encontró la falla y reparó su error. Faltan los errores no detectados. ¿Cuántos serán?
Cada año los errores aumentan. En su último informe, encontraron 149 casos en 2015. En el estudio hay datos que lo hacen aún más doloroso: hay más posibilidad de ser condenado pese a ser inocente si uno es negro o latino, o si uno tiene un abogado de oficio. Eso se ha denunciado muchas veces: la raza y la clase social influyen en cómo le va a un acusado en los tribunales. ¿Un abogado caro garantiza que se haga justicia? Los datos parecen justificar esta inquietante premisa.
Esta semana se anunciaron los resultados del estudio del año pasado, y se puso énfasis en el caso de un hispano pobre, Luis Vargas. Pasó 16 años en la cárcel. Era inocente.
¿Quién le devuelve los años perdidos, la familia destrozada, el nombre y honor tirados al fango, el dolor y la tristeza infinita de sus seres queridos? ¿Quién le pedirá perdón?
Cuando leí esta noticia reciente no pude evitar acordarme del informe para mí más duro, más espantoso de los que desde sus inicios dio a conocer este grupo valiente de abogados investigadores de Michigan. En su informe de mayo de 2014, se centraron en los condenados a muerte. Más del 4 por ciento de todos los condenados injustamente enfrentaban la pena capital o ya habían sido ejecutados. Y nuevas pruebas o evidencia que el tribunal no tuvo en cuenta demostraba que eran inocentes.
Más allá de lo que pensemos sobre la pena de muerte para culpables de crímenes graves (yo estoy en contra de esta pena en todos los casos), aquí la posibilidad de volver atrás y enmendar el error es totalmente imposible. ¿Quién le devuelve la vida a un inocente ejecutado? ¿Quién le devuelve un hijo o hija, un esposo o esposa, un padre o una madre a los que lo vieron morir en la más terrible de las injusticias?
En Estados Unidos hay diarios como el Texas Tribune y el New York Times cuyos equipos de investigación han mostrado flagrantes casos de sentencias erróneas. En varias escuelas de periodismo los estudiantes se centran en casos específicos. Pero ninguno ha ido tan lejos, ha sido tan ambicioso y útil como el equipo de investigación en derecho en Michigan. El mapa de los errores judiciales y sus víctimas que figura en su página web es un recordatorio de que no somos infalibles. Pero también, de que las víctimas de estos errores suelen ser los mismos. Y que nadie puede devolver los años de encarcelamiento y mucho menos la única vida con la que cada uno fue regalado al nacer.