Lecciones inaceptables, cinismo insoportable
Hace un año las FARC prometieron dejar de reclutar menores de 17 años para convertirles en soldados. Ayer se comprometieron a suspender el reclutamiento de menores de 18. Nos venden que prescinden de alistar niños a sus filas matarifes. No hay certeza alguna de que ni hace un año ni ahora las FARC digan la verdad. No le cuesta mentir a quien lleva tantos años asesinando sin pestañear. Pero todo forma parte de las negociaciones eternas que se celebran en La Habana en búsqueda del final del drama colombiano.
Hace un año las FARC prometieron dejar de reclutar menores de 17 años para convertirles en soldados. Ayer se comprometieron a suspender el reclutamiento de menores de 18. Nos venden que prescinden de alistar niños a sus filas matarifes. No hay certeza alguna de que ni hace un año ni ahora las FARC digan la verdad. No le cuesta mentir a quien lleva tantos años asesinando sin pestañear. Pero todo forma parte de las negociaciones eternas que se celebran en La Habana en búsqueda del final del drama colombiano.
Pero lo que tiene sentarse a negociar con personal de este jaez es que encima tienen el papo de dar lecciones y, después de haber matado en vida a decenas de niños a los que desde muy pequeños han convertido en soldados, tras haber arruinado miles de infancias, exigen al Gobierno de su país que corresponda a su gesto “con una verdadera política de estado dirigida a proteger y garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes del conflicto social y armado”. Con un par. Si no supiéramos quiénes son pensaríamos que lo dice un ejército de carmelitas descalzas en acción humanitaria.
Ve uno la imagen, estas dos crías armadas hasta en la mirada, y concluyo que este cinismo es insoportable, como inaceptables son las lecciones sobre qué hacer con la infancia después de haber destrozado tantas a lo largo de los años. Pero ya se sabe que la vida tiene una trastienda de horror siempre pendiente, y en Colombia queda mucho. Demasiado.