Los errores de Evo

Si alguna experiencia producto de la irrupción de Chávez y su proceso bolivariano, revolucionario y socialista en América Latina ha tenido éxito es la boliviana, Sin embargo, empalagarse con el poder sin crear sistemas eficientes de relevo político, y el personalismo que encarna estos procesos desdice de lo que inicialmente plantean.

Un país tan golpeado y explotado como Bolivia, con profundas diferencias raciales e increíble desigualdad fue un espacio fértil para hacer que un gobierno racional, eficiente y con amplia sensibilidad social prendiera y captara la atención de las mayorías, incluso a pesar de develados intentos del gobierno de los Estados Unidos por dividir y generar caos en un gobierno que lo único que ha hecho es estabilizar al país y mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, de una manera incomparable al resto de la historia de Bolivia.

Sin embargo esto de generar reformas constitucionales para las reelecciones indefinidas ha tenido un problema de fondo en nuestros países. Mientras en muchos países europeos esto no es un problema ya que a través de elecciones de 2do o 3er grado la reelección no tiene límites, en América Latina la experiencia de Hugo Chávez marca el camino, uno que por cierto fue truncado no sólo por su muerte sino por la pésima gestión que le siguió con Maduro, dejando claro que existe una autorregulación social importante, aunque al final opináticamente se logró imponer la tesis de que esta es una práctica antidemocrática, al resurgir la doctrina Norteamérica que asume que limitar el tiempo evita cambios de modelo sustanciales.

Evo hoy es víctima doble, de haber querido emular a Hugo en un momento de imposición de la tesis Norteamericana en un resurgir producto de la crisis progresista en América Latina por ausencia de liderazgos emergentes, y por otro lado, porque el pueblo al final termina siendo inteligente, autorregulando la posibilidad de que el poder envicie al hombre que lo ejerce, y obligue a ofrecer alternativas para continuar la gesta de Evo, que sin duda hará de Bolivia un país con un antes y un después.