Demasiado pringados
Han detenido al hermano del ex presidente colombiano Álvaro Uribe por sus vinculaciones con el grupo de paramilitares denominado “12 apóstoles”, que mataba a delincuentes, drogadictos y otro personal que ayudaba a la guerrilla durante los años 90. Santiago Uribe viene siendo puesto en cuestión desde hace más de quince años por testimonios de oscuros personajes, y ahora debe responder por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir.
Han detenido al hermano del ex presidente colombiano Álvaro Uribe por sus vinculaciones con el grupo de paramilitares denominado “12 apóstoles”, que mataba a delincuentes, drogadictos y otro personal que ayudaba a la guerrilla durante los años 90. Santiago Uribe viene siendo puesto en cuestión desde hace más de quince años por testimonios de oscuros personajes, y ahora debe responder por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir.
El concierto para delinquir en Colombia era masivo. En este caso del hermano del ex presidente, su defensa, como tantas otras, sostiene que las acusaciones son un montaje que solo persigue el desprestigio del ahora senador Alvaro Uribe. No dispongo yo de datos para decir lo contrario, pero en Colombia unos y otros están demasiado pringados en esta guerra que ha matado a tantos, que parece una tarea hercúlea encontrar una salida definitiva. Y no se yo si La Habana es el lugar adecuado para encontrar la paz, que no llega nunca, porque esta guerra ha sido muy larga, y como en todas, las víctimas siguen esperando una reparación que no llega.
Cada dos pasos adelante se dan tres pasos para atrás. Y como ha corrido mucha sangre entremezclada de coca, y los intereses económicos y políticos son tremebundos, cada poco sale alguien relevante acusado de actuaciones insoportables, y se lía la madeja, y se reaviva la polémica, y se ralentiza el proceso, y se vuelve a las andadas. Y la película no avanza, y se eterniza, y la paz no llega nunca.
Son demasiados los que están pringados en Colombia, y en muchos otros lugares, en una guerra en la que se mezcla lo peor de la política y la delincuencia. Como en casi todas las guerras. Y son tan elevados, tan hondos y tan miserables los intereses cruzados que no se adivina una solución final. Es lo que tienen las guerras. Que comienzan y muchas veces o no se sabe como terminan o no terminan de terminar nunca.