En el Bosque del Recuerdo
Dejamos atrás una semana que incluye una fecha imposible de borrar, el once de marzo, no lo olvidaremos jamás. Hace doce años ya, pero sigue pareciendo que fue ayer. Cada año en el que el calendario se para en ese día del mes de marzo, la memoria colectiva se funde con los sentimientos individuales para llevarlos a un mismo lugar común: Tristeza.
Dejamos atrás una semana que incluye una fecha imposible de borrar, el once de marzo, no lo olvidaremos jamás. Hace doce años ya, pero sigue pareciendo que fue ayer. Cada año en el que el calendario se para en ese día del mes de marzo, la memoria colectiva se funde con los sentimientos individuales para llevarlos a un mismo lugar común: Tristeza.
Sin embargo, desde la suma de los incontables sentimientos de desolación y tristeza, también emergen otros lugares y objetivos comunes que son, precisamente, las mejores armas de que disponen las sociedades que se saben inocentes, los individuos que se oponen a la maldad y al terror, el colectivo de gentes de bien que se abrazan desde el lado correcto, con la fuerza del valor del bien frente al mal.
En este 11 de marzo de 2016 hemos vuelto a sentir dolor por el recuerdo de las 191 víctimas inocentes asesinadas y de los más de 1.500 heridos, en los atentados del 11-M de 2004 en Madrid. Tristeza, sí. Pero también, firmeza. La firmeza de un pueblo, de toda una sociedad, que no solo arropa a los caídos por la sinrazón y la barbarie del fanatismo sin fin de los terroristas, sino que es capaz de saber cómo y desde dónde se puede acabar con los que enarbolan la ideología del mal.
La pasada semana, también estuvimos allí, en el Bosque del Recuerdo, dentro del Parque del Buen Retiro, en Madrid.
Mucha emoción, todo el sentimiento imaginable con el que, un año más, recordamos la memoria de todas y cada una de las 191 víctimas asesinadas: Como Myriam, la hija de mi amiga Ángeles, como nuestra estimada Cristina López Ramos (compañera abogada), como Eva Belén, Óscar, Liliana, Florencio, Mercedes, David, Juan Ramón,…, como todas y cada una de aquellas personas de bien que, hoy, siguen en nuestro recuerdo.
La pasada semana volvimos al Bosque del Recuerdo y, allí, pudimos ver a una sociedad que dejó fuera diferencias e ideologías y que se mostró unida para recordar a los suyos, personas de bien, para lanzar un enorme grito de silencio, un nuevo mensaje de firmeza frente a los terroristas.
Ojalá, el enorme grito silencioso siga muy presente no solo para los que allí nos congregamos, sino en el sentimiento de toda la sociedad en su conjunto. Mantengamos siempre vivo el recuerdo y la memoria de quienes aquel triste 11 de marzo de 2004, fueron vilmente asesinados por los que están del lado del mal.
In memoriam de las víctimas de los atentados terroristas del 11-M.